Guerra electoral

Estamos prácticamente a un año de las elecciones de junio 6. Se ha iniciado la carrera para ganarlas. Se disputan muchos cargos públicos, entre los que destacan 15 gubernaturas y, sobre todo, la renovación de la Cámara de Diputados. Esta última ha adquirido particular relevancia estratégica para los simpatizantes del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y para sus adversarios políticos. Los primeros, con el propósito de preservar el poder que otorga el control de dicha Cámara por la sobrerrepresentación de 18% del «bloque» de Morena, y los otros para evitarlo a toda costa. 

Como es previsible, arrancó la definición de las estrategias y de los preparativos políticos. Los tiempos están justos; por ejemplo, los nombres de los candidatos a diputados tendrán que conocerse a más tardar el 29 de marzo, para una campaña corta de 60 días. Recordemos que por primera vez algunos de esos candidatos buscarán reelegirse. Por ser el partido en el poder, para Morena la estrategia incluye acciones de sus gobiernos y de su partido. Lo mismo sucede para los gobernadores de oposición; de ahí la relevancia de su nuevo activismo político.

Como resultado de la crisis global de salud y economía, así como de los desatinos del gobierno, durante las últimas semanas, las perspectivas para AMLO/Morena se deterioraron sustancialmente. Ahora se prevé una contracción económica cercana a 10%, concomitante con una pérdida de más de 600 mil empleos. Durante los primeros cuatro meses, se dieron fugas de capital por 251 mil millones de pesos (10,590 mdd). La inflación de los alimentos alcanzó 7.9% a tasa anual; las exportaciones no petroleras cayeron 8.9%. Moody’s cambió para mal la expectativa de la CFE a negativa («credit negative»). Surgió el pertinente señalamiento de que el gobierno actúa al borde de la constitucionalidad o, incluso, fuera de ella (“Un gobierno sujeto a revisión constitucional”, Aguilar Camín). La revelación de Twitter de que un número sustancial de los seguidores de AMLO/Morena son bots. La Suprema Corte invalidó la “Ley Bonilla”, y el Poder Judicial concedió amparos para la absurda y dañina decisión del Cenace. Las críticas de la comunidad internacional se multiplicaron, se tornaron más incisivas y adquirieron un tono hasta burlón, de él y su administración. Por último, como resultado de contradicciones continuas, aumentó la falta de credibilidad en las estadísticas y en la efectividad de las acciones contra la pandemia, que antier arrojó 501 muertos en un día. 

Hay dudas acerca del impacto de estos sucesos sobre la aprobación del gobierno de AMLO, pues hay un vacío de encuestas confiables y comparables. No se han podido levantar encuestas en hogar, por lo que se recurre a encuestas telefónicas, que a su vez no tienen antecedentes y no son comparables con aquéllas en hogar. Lo más que puede afirmarse es que, aparentemente, la aprobación de AMLO, que venía cayendo, dejó de caer, y que un segmento importante de la población aprueba su manejo de la crisis de salud.

Hay señales de que esto causa preocupación entre Morena y el primer círculo presidencial, lo que motiva una actitud más proactiva y defensiva de sus seguidores. Además, la defensa se inició desde la atalaya ideológica, por ejemplo, la integración de 300 comités de defensa de la 4T por parte del «Movimiento por la Unidad de las Izquierdas», encabezado por José Antonio Rueda; el artículo admonitorio «Los días que estremecen a México», de Epigmenio Ibarra. El texto «Déficit de empatía entre las élites», de Lorenzo Meyer. El video «golpes blandos» producido y divulgado por el Instituto de Formación Política de Morena. El activismo de miembros del Consejo de Intelectuales de Morena, y de directivos de su Instituto de Formación Política.

Lo que sorprende de esta situación es la anticipación respecto a las acciones (o su ausencia) de otros actores políticos, en especial de los partidos de oposición. Incluso en un escenario donde no buscaran coordinarse en candidaturas para diputados federales, capaces de vencer a los de Morena, hasta el momento su actuar en lo individual es claramente insuficiente. La desventaja se acrecienta, cuando suenan los tambores de la guerra electoral. ¿Será que no los escuchan?