Haitianos, a la Costa y cubanos, a Cancún

El programa del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para arraigar a los migrantes de Centroamérica y transfronterizos en el país comenzó a replicarse en Cancún, Quintana Roo, y en la Costa de Oaxaca, donde ciudadanos de Cuba y Haití fueron aceptados para vivir con familias afromexicanas.

Según el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, en Cancún se acordó el traslado de 30 cubanos que habían solicitado refugio, mientras que en la región de la Costa han llegado 19 haitianos.

“El Gobierno Federal les buscará empleos y, una vez que cuenten con ingresos, podrán rentar una vivienda”, destacó.

Tras conocer el informe de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), que al cierre de octubre contabilizó 62 mil 299 personas de unos 10 países que lo han solicitado, dijo que México no está en condiciones de atenderlos.

Sin embargo, aclaró que en la medida de las reasignaciones presupuestales, México podría replicar con mayor amplitud el programa para arraigar a los migrantes en nuestro país mediante el programa piloto de empleo temporal.

No tiene caso, dijo el activista, que las familias migrantes paguen más dinero a los coyotes porque, de todas formas, el gobierno de Donald Trump los va a deportar.

Para Solalinde Guerra, el incremento de solicitudes de refugio, que pasó de 29 mil 631 de enero a octubre de 2018, a 62 mil 299 en el mismo periodo de este año, reveló que “el neoliberalismo lastima a los países de origen”.

De acuerdo con cifras preliminares de la Comar, hasta el último día de octubre de este año el gobierno mexicano había recibido 27 mil 750 solicitudes de refugiados de hondureños, contra 13 mil 673 del año pasado en el mismo periodo.

El Salvador también incrementó el número de su población que pidió el refugio: pasó de seis mil 193 de enero a octubre de 2018, a ocho mil 236.

En la estadística de la Comar llama la atención Cuba, pues el año pasado sólo 218 cubanos pidieron asilo en México, mientras que en este año la cifra se elevó a siete mil 195.

El incremento en el número de solicitantes de visas humanitarias o de tarjetas temporales de empleos refleja que en los países de origen de los migrantes se mantiene la inseguridad, la violencia y la pobreza, “y eso es lo que en México estamos combatiendo con una política de paz”, asegura el activista.