Las remesas frente a la inversión extranjera directa

Las remesas, los recursos que mandan los mexicanos que se encuentran en el exterior a sus familiares en México, han cobrado cada vez mayor relevancia. Siempre han sido importantes, en particular para las familias involucradas, pero en años recientes la importancia adquiere ya características macroeconómicas.

Ante la emergencia económica derivada de la pandemia de covid, las estimaciones de recepción de remesas a principios de 2020 preveían una caída. México, como es evidente, recibe la gran mayoría de recursos de este tipo desde Estados Unidos, así que, cuando se dio el cierre inicial de la economía estadounidense, el choque previsto para las remesas era enorme. Pero esto no sucedió. Los récords empezaron a romperse muy pronto en el año. En marzo de 2020 se recibieron 4 mil 44 millones de dólares, la cifra más alta registrada para cualquier mes desde que se tienen datos. Se pensó inicialmente que el incremento respondía a la previsión que tenían los mexicanos en el exterior de que las cosas se pondrían difíciles y estaban anticipando los envíos, como había sucedido en la crisis previa en 2009.

El fenómeno de envío de remesas data de más años atrás, pero viendo la serie de información desde 1995 se observa casi todos los años un incremento en los envíos de los mexicanos a sus familias. Hay algunas excepciones, concentradas precisamente en los años de la crisis financiera. Durante 2008, 2009 y ligeramente en 2010, las remesas enviadas al país disminuyeron. En 2020, la entrada de dólares por concepto de remesas creció 11.44% frente a lo recibido en 2019. La política fiscal expansiva de los Estados Unidos --a través de apoyos directos a los trabajadores-- y su pronta reactivación han permitido que las remesas hayan crecido durante 2020 y lo que va de 2021. La falta de apoyos en México ha hecho que esos recursos sean más que necesarios para millones de familias.

Decir que las remesas son fundamentales para las familias mexicanas y en particular para algunos estados como Jalisco, Michoacán y Guanajuato --los principales receptores-- no implica, desde luego, ninguna consideración de éxito. Las remesas son una muestra del poco crecimiento económico que ha tenido el país desde hace décadas. El Banco de México publicará el registro de abril y valdrá la pena recordar, al analizarlo, que esos miles de millones de dólares que el país recibe reflejan la falta de oportunidades que ha hecho que millones de mexicanos salgan del país buscando una vida mejor.

Desde 1999, salvo en algunos años excepcionales, los dólares recibidos a través de inversión extranjera directa sobrepasaban los recibidos por remesas. Durante los dos últimos años, la situación se ha revertido. En 2018 se recibió casi lo mismo por ambos conceptos, pero en 2019 la situación fue otra. Las condiciones poco favorables para la inversión y el estancamiento económico del país ocasionaron que las remesas fueran 6.41% mayores que lo recibido en inversión extranjera directa.

Durante 2020 la brecha no hizo más que ampliarse. Se recibieron 40 mil 607 millones de dólares en remesas, 46% más de lo recibido a través de inversión extranjera directa. Las remesas son hoy por hoy la principal fuente de dólares para el país. No son ningún logro, pero son, sin duda, cada vez más relevantes.