Quién se beneficia con los atentados

La magnitud y crueldad de los atentados terroristas de Pascua en Sri Lanka, que mataron al menos a 253 personas rebasan la capacidad de grupos locales; por tanto, es necesario estudiar los intereses extranjeros en competencia en un marco geopolítico, a fin de entender quién se beneficia con los ataques con bomba contra cristianos de la semana pasada.

Para empezar, la lucha interna en el gobierno de Colombo puede darnos una pista acerca de las fuerzas que compiten por la hegemonía en Sri Lanka y el sur de Asia, así como una explicación de las fallas de inteligencia y advertencias ignoradas que precedieron a los peores atentados en la región—reivindicados por el Estado Islámico (EI)— desde el ataque en Bali de 2002, atribuido a Al Qaeda y al grupo indonesio Jemaah Islamiyah.

Una grave crisis política estalló en octubre de 2018, luego de que el presidente Maithripala Sirisena depuso abruptamente al primer ministro Ranil Wickremesinghe y lo reemplazó con su exrival —y exmandatario— Mahinda Rajapaksa, con base en diferencias personales que consideró “irreconciliables”.

Sin embargo, de acuerdo con la prensa srilankesa e india, Sirisena destituyó a Wickremesinghe, quien presuntamente planeó con Nueva Delhi asesinarlo, en favor del pro chino Rajapaksa debido a presiones de Beijing.

Iniciativa del Cinturón y el Camino

China ha desarrollado importantes lazos económicos con el antiguo Ceilán, que juega un papel clave en la Iniciativa del Cinturón y el Camino.

Durante las etapas finales de la guerra civil de 25 años entre los separatistas tamiles y la mayoría budista, que culminó en 2009 con 100,000 muertos, Beijing suministró armas al gobierno de Rajapaksa y lo defendió de la crítica en los foros internacionales de derechos humanos.

Al contrarrestar la influencia tradicional india, incluso en las áreas del norte y del este dominadas por los tamiles, China ha sido un factor significativo en los planes de infraestructura del Sri Lanka de posguerra.

Señalaron que algunos srilankeses y maldivos se adiestraron en Afganistán con el Estado Islámico-Provincia de Jorasán, un aliado del EI. Cerca de 35 srilankeses se habrían unido al EI y combatido en Siria.

En 2018 reportes periodísticos que revelaron que las redes sociales eran usadas por budistas cingaleses para atacar a los musulmanes, que forman menos de 8% de la población del país, llevaron a disturbios comunales. La situación se repitió el año pasado en el distrito de Kandy.

Las tensiones entre los tamiles étnicos y la mayoría cingalesa —casi 74% de los 22 millones de habitantes— sigue siendo frágil, aunque los musulmanes tamiles por lo general no tomaron partido en la guerra. Por su parte, los cristianos representan 6% de la población.

Las elecciones presidenciales están programadas para realizarse antes del 9 de diciembre de este año y serán seguidas por comicios parlamentarios antes del 1 de diciembre de 2020.