Salud mental

El 10 de octubre de cada año, por resolución de la Organización de las Naciones Unidas, la comunidad internacional conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, acontecimiento cuyo objetivo reside en incrementar la conciencia y reflexionar en torno a las problemáticas de salud mental que se presentan en todo el orbe. Ello, con la finalidad de emprender las acciones necesarias en favor de garantizar con plenitud el derecho a la salud de la población.

Se trata de una realidad compleja, pues la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo es la depresión; de hecho, la Organización Mundial de la Salud ha estimado que más de 300 millones de personas viven con depresión.

Lo anterior, sin perder de vista que los trastornos de salud mental se presentan como un malestar silencioso en la mayoría de los casos, que si bien es cierto que no en todos se pone en riesgo la vida de las personas, también lo es que estas problemáticas habituales suelen afectar también la capacidad de trabajo y la productividad.

Por si fuera poco, a la gravedad de retos que derivan de este delicado tema de salud pública, se le suma el hecho de que la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2, ha repercutido notoriamente a que la sociedad caiga en niveles nunca antes visto de trastornos mentales, materializándose en un panorama adverso que exhorta ineludiblemente a todas las autoridades para revertir esta tendencia.

Cabe señalar que, de acuerdo con la Asociación Psiquiátrica Mexicana, en México, entre el 45 y 50 por ciento de las personas en aislamiento puede presentar el denominado “síndrome de cuarentena”, que consiste en la manifestación de ansiedad, temor, irritabilidad, agresividad, apatía o incredulidad. Además, con base en cifras de la Secretaría de Salud, los nuevos casos diagnosticados de depresión en hombres pasaron de 15 mil 849 en 2014 a 32 mil 649 el año pasado; y en mujeres, de 53 mil 745 a 93 mil 95 en el mismo lapso.

En esta tesitura, es sumamente preocupante que de acuerdo con datos del INEGI, uno de los rubros que incrementó en mayor medida en nuestro país durante el año 2020, fue el de defunciones por suicidio, con más de 7,800 personas en solo un año. Esta cifra, implica el registro más alto al menos desde el 2010, y significó un aumento de 9% respecto a 2019. Asimismo, según diversos testimonios médicos, en estos tiempos se está empezando a ver casos de niñas y niños de 8 a 10 años de edad, con un intento de suicidio y que llegan con un cuadro de depresión o ansiedad.

De tal manera, resulta evidente que la pandemia tiene muchos más ángulos que solo el tratamiento de pacientes en las salas de urgencias, pues aún en salud pública se requiere de acciones urgentes para garantizar la salud de las y los mexicanos.

Es así que hoy más que nunca las autoridades competentes deben canalizar los recursos materiales y económicos necesarios para el diseño, instrumentación de protocolos y mecanismos de atención a la salud mental de todos los mexicanos, exigiendo a la vez, que la Secretaría de Salud del gobierno federal, en coordinación con otras dependencias de los tres órdenes de gobierno impulsen y respalden estas herramientas para hacer una realidad el derecho a la salud.