Ciego y abandonado, lucha por sobrevivir

Desde hace 20 años, Onorio Vázquez García permanece sentado en las gradas de la entrada oriente sur del Mercado de Los Ancianos acompañado de un viejo tambor oxidado y un par de desgastadas baquetas que usa para tocar melodías, instrumentos que le permiten ganarse unos pesos y con ello comprar una par de panes, algo de tortillas y queso para pasar el día.

Desde hace 23 años a don Onorio lo abandonó su familia, su esposa y dos hijos ahora de oficio militar que están en el norte del país; nadie pregunta por él, nadie le brinda ayuda a pesar de las evidentes carencias que tiene.

Lamenta que el abandono de su familia se dio después de haber quedado ciego por un accidente laboral, cuando el chofer del tráiler donde trabajaba perdió la vida cuando cayeron a un barranco de cien metros; él vivió, pero la vista se le apagó.

Con algo de desconfianza para hablar, detalló que tiene 65 años de edad, es originario del municipio de Tapilula, sin embargo desde que tenía seis años fue llevado por sus padres a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, donde ha pasado estos últimos años sin poder moverse libremente por su situación.

Cubierto con una sombrilla desgastada y soporte de metal que él mismo construyó, Onorio llega todo los días a este centro de abastos para tocar en el tambor algunas melodías para ganarse unos 20, 30 o 50 pesos.

Luego de preguntar en al menos tres ocasiones el nombre de este reportero, comenta: “La desconfianza es que también me han robado mis monedas, una vez se llevaron mi credencial, por eso la tuve que solicitarla pero es muy complicado”.

De manera aventurada refiere que desde hace unos ocho años viajó a la Ciudad de México para pedir ayuda a la conductora de un “reality show” que se comprometió a ayudarle, le dio para el pasaje de regreso y en eso quedó, en una mera promesa, como ha ocurrido en diferentes ocasiones, sin embargo se ha encontrado con personas que le han tendido la mano, con un plato de comida, una consulta médica, o con un aventón a su domicilio, allá donde vive desde hace muchos años, en la colonia Patria Nueva, en la zona oriente norte de Tuxtla.

Recuerda que en sus buenos años a don Onorio nadie le hacía fea cara, pues era bueno para los golpes, nadie le aguantaba más de dos, por ello se ganó el apodo de “El mazo”, sin embargo expone que de un tiempo para acá la gente le conoce como “el ciego de la Patria”.

Todos los días viaja en colectivo, lo que dificulta su desplazamiento debido a la ceguera que padece. No cuenta con un bastón especial para caminar: “no tengo nadie quién me cuide, tengo hermanas, pero no me buscan, no les importa si como o no como, si vivo o muero”.

Refiere que en unas 12 ocasiones ha sido atropellado por conductores descuidados.

Moverse en Tuxtla le ha sido por demás complicado, apenas unos meses atrás cayó a un registro que estaba sin tapadera por la colonia Las Palmas, nadie se hizo responsable de ello, sin embargo un buen samaritano le pagó una consulta médica.

El abandono de personas ancianas en Tuxtla Gutiérrez ha ido en aumento en los últimos años, donde son dejados a su suerte por sus propias familias, muchas de las veces son los propios hijos.

El hombre solicitó a la población que pueda brindarle asistencia para que se acerque al Mercado de Los Ancianos, sobre las escaleras de la esquina oriente sur, pegado a la novena Sur, donde será bien recibido el apoyo que le ofrezcan.

Cualquier ayuda para Onorio lo pueden hacer directamente a su domicilio, la cual se ubica en: avenida Caoba, esquina Ahuehuete de la colonia Patria Nueva, en una casa marcada con el número 108, para los ciudadanos de buen corazón que puedan llevarle algún tipo de ayuda.

En este caso no cuenta con número de teléfono, ya que no puede usarlo, por lo que la ayuda deberá entregarse de manera personal.

para ayudar

Cualquier ayuda para Onorio lo pueden hacer directamente a su domicilio, la cual se ubica en: avenida Caoba, esquina Ahuehuete de la colonia Patria Nueva, en una casa marcada con el número 108,