Nadie por encima de la dignidad de México

Esta vez, en el capítulo más reciente de su historia y vida loca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue más allá de lo que ordena la diplomacia, al amenazar que militarizará en cuestión de días su frontera, mientras se construye el muro con México.

Una decisión que bien podemos interpretar como la gota que ha derramado el vaso de la relación bilateral, en la que ante las permanentes embestidas discursivas del mandatario contra nuestro país, desde antes como candidato y retomadas a partir de asumir el poder de la Unión Americana, el Presidente Presidente Enrique Peña Nieto, decidió  responder de manera enérgica a todos los agravios:

“Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones.

“Hay algo que a todos, absolutamente a todos los mexicanos nos une y nos convoca: la certeza de que nada, ni nadie está por encima de la dignidad de México. Sólo actuaremos en el mejor interés de los mexicanos”.

Se daría este jueves 5 de abril, la enérgica respuesta que la sociedad nacional había estado demandando al Jefe de la Nación, frente a los atropellos en contra de la dignidad de todos los mexicanos, de manera constante ha realizado quien aún no se da cuenta que es un gobernante y no un magnate inmobiliario acostumbrado a ofender y a humillar a todos los de su entorno.

Suma que se convierte en la voz de Enrique Peña Nieto, en la condena de toda la nación, a quien de manera reiterada ofende al tratar a todos los mexicanos como delincuentes, a los que se obsesionado en cerrar el paso para evitar que “contaminen” a los estadounidenses, cuando es al revés, si se considera que la mayoría de nuestros males han llegado por décadas de la Unión Americana.

No se equivoca el Primer Mandatario cuando califica de frustrado a su homólogo, porque hasta ahora éste no ha podido convencer al Congreso que le autorice el fondo de 25 mil millones de dólares para levantar el muro a lo largo de los tres mil kilómetros de frontera con su vecino del sur.

Por ello presiona y chantajea desesperadamente, insistiendo en que inevitablemente obligará a México a pagar la edificación, con su último argumento de que se cobrará por la vía de los acuerdos comerciales. Pero en tanto ello no ocurra, la realidad establece que deberán costearlo los contribuyentes estadounidenses, y de ahí el rechazo tanto de sus aliados legisladores republicanos, como de los opositores demócratas. 

Hartazgo que ha llevado al Senado de la República en pleno, como responsable de la política exterior de México, a manifestarse de manera condenatoria contra de las expresiones ofensivas e infundadas sobre los mexicanos de Trump, a quien demandó respeto y exigió el cumplimiento de una relación el cumplimiento del Derecho Internacional, como países vecinos, socios y aliados.

Frente común en los pronunciamientos de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, por parte de los cuatro candidatos a la Presidencia de la República, así como rechazo, ante la implantación del gobierno de Estados Unidos, de medidas contrarias a la buena vecindad.

Mensaje a la Nación y a Donald Trump, en el que el Presidente Peña Nieto hizo referencia a las declaraciones de José Antonio Meade Kuribreña, del PRI-PVEM-PANAL, al afirmar que “es momento para que todos nos unamos en la defensa de la soberanía y la dignidad de la Nación”.

La concerniente al abanderado del PAN-PRD-MC, en el sentido a que “éste es un momento de unidad nacional. No es un tema de campañas. Es un tema de país”. Referencia a Andrés Manuel López Obrador, el ungido de MORENA-PT-EC, quien señalaría que “necesitamos una relación de amistad y cooperación para el desarrollo. No el uso de la fuerza. No muros. No apostar a una mala vecindad”.

Margarita Zavala, la candidata independiente, esposa del ex Presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, no dudaría en manifestar que a la hora de defender la dignidad nacional, todos hablamos con una sola voz y exigimos respeto.

Habrá que recordar que desde el inicio del cuatrienio de Donald Trump, el Gobierno de la República sustentó la política exterior, en los principios rectores de salvaguarda del interés nacional, la soberanía y la dignidad de los mexicanos, así como mantener una visión constructiva y abierta, que permita superar diferencias. Enfrentar retos comunes y alcanzar acuerdos.  

Estrategia del Presidente Peña Nieto, que hasta ahora ha sido congruente, una vez que con toda prudencia, los esfuerzos desarrollados hasta ahora han subrayado la importancia de mantener una relación institucional de respeto mutuo y beneficio para ambas naciones, que la personalmente Donald Trump se ha encargado de sabotear en todo momento.

Pese a todos los intentos de corte chantajista que ha impulsado el también magnate inmobiliario, dada la diversidad de los poderosos intereses estadounidenses en juego, en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, las negociaciones para modernizarlo, han avanzado, en coordinación conjunto con Canadá, que apoya la posición mexicana frente a la gubernamental de Washington.

Un análisis de la gran disposición de cooperación de la Administración Peña Nieto, se comprueba igualmente en las acciones encaminadas a combatir el crimen organizado transnacional, que afecta severamente a los dos países, subrayando la importancia de que la relación bilateral implica oportunidades de beneficio común, como la defensa, siendo respetuoso de las leyes, de los derechos de los mexicanos en Estados Unidos.

Momento oportuno en la posición planteada por el Presidente de la República, con respecto a la no correspondencia en esta vinculación por parte de la Casa Blanca, que definió como de una relación intensa y dinámica, “que naturalmente también nos presenta retos. Pero estos desafíos nunca justificarán actitudes amenazantes o faltas de respeto entre nuestros países”.

Coyuntura, en los últimos ocho meses del sexenio, en la que el Jefe de la Nación subrayaría que, “los mexicanos podemos tener diferencias entre nosotros, y más aún en tiempos de elecciones, pero estaremos siempre unidos en la defensa de la dignidad y la soberanía de nuestro país”.

De ahí, la importancia en el lenguaje por demás diplomático, pero al mismo tiempo con gran energía a su colega estadounidense Trump: “Si usted quiere llegar a acuerdos con México, estamos listos. Como lo hemos demostrado hasta ahora, siempre dispuestos a dialogar con seriedad, de buena fe y con espíritu constructivo.

Y la sentencia: “Estamos convencidos de que, poniéndonos de acuerdo, como amigos, socios y buenos vecinos, a ambos países nos va a ir mucho mejor que confrontándonos. Estamos listos para negociar, sí, pero siempre partiendo de la base del respeto mutuo”.

Y no obstante la inconformidad mexicana, todo está listo para el despliegue de más de cuatro mil soldados de la Guardia Nacional, que será desplegados en la Frontera con México, para apoyar al Servicio de Inmigración.

Aunque habrá que reconocer, que el republicano Donald Trump, no es el primer presidente que toma tal determinación, pues de igual forma lo hizo en 2010, el demócrata Barack Obama, al enviar a mil 200 soldados de la Guardia Nacional a vigilar la frontera con los vecinos del sur.

Quien más se significaría con este tipo de decisiones, sería el también republicano George Walker Bush, al ordenar el desplazamiento de más de seis mil elementos de la GN, para apoyar las tareas de la Border Patrol (Patrulla Fronteriza).                          

La diferencia con el actual gobernante, es que éste antepone a todas sus acciones palabras ofensivas contra México y los mexicanos en la Unión Americana, como aquellas acusaciones de que nuestro país envía drogas e inmigrantes indocumentados y violadores, aunado a las acusaciones permanentes de que el gobierno de Enrique Peña Nieto, se mantiene pasivo ante esta problemática.

En paralelo la guerra contra la inmigración irregular de los migrantes de “piel café”, que incluye a mexicanos y de otras nacionalidades de América Latina, que le lleva a presionar a los jueces para que emitan dictámenes que den mayor margen a las deportaciones.

Donald Trump ha tomado como blanco favorito a México, para congratularse con quienes votaron por él, en aras de la defensa de los miles de empleos que los mexicanos ocupan, afectando a los estadounidenses.

Locuras que se desbordan en las últimas semanas, en ese abanderamiento del “nuevo nacionalismo” en la Unión Americana, que le lleva a ir en contra de los mismos intereses de las grandes transnacionales norteamericanas, que observan con preocupación los graves daños que causará a la economía estadounidense, el insistir en no renovar el Tratado comercial con México y Canadá.

Más todavía, cuando endereza sus baterías a China, hoy la segunda potencia económica mundial, impulsada por Estados Unidos, que este miércoles 4 de abril advirtió que responderá con aranceles del 25 por ciento a productos estadounidenses, con valor de 50 mil millones de dólares, si la Casa Blanca confirmaba los que ha anunciado con el mismo valor en contra de los chinos.

Confrontación que adquiere matices de alarma, una vez que este jueves 5 de abril, Donald Trump, luego de calificar de “injusta represalia” la decisión de Pekín, pediría a sus asesores de comercio que consideren la conveniencia de incorporar tasas adicionales por un total de 100 mil millones de dólares.

Peligrosa jugada del todopoderoso de Washington, que mantiene en alerta a la economía mundial, al suscitarse la amenaza de una guerra comercial sin precedente en los tiempos recientes.

China, como México, asumen posiciones dignas, en sus respectivas trincheras, frente al acoso e intento de avasallamiento del imperio, que

trastoca sus propios principios de la economía globalizadora, que ha resultado funesta sobre todo para los países más débiles.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.