La Frontera Sur de México perdida

Históricamente, especialmente desde los inicios del siglo XX, los habitantes de la Frontera Sur de México con Centroamérica, han vivido inmersos en dos estaciones: La del calor y la del ferrocarril.

Pero a partir del martes 4 de octubre de 2005, se quedó con solo con la del calor, siempre con temperaturas de 32 grados centígrados promedio, porque la del tren la desactivó el huracán “Stan”, al destruir la red ferroviaria desde Arriaga hasta Suchiate, dejando solamente los cascarones de las terminales que hoy se encuentran en el plano abandono, convertidas desde Pijijiapan hasta los límites internacionales con Tecún Umán, Guatemala, en nidos de delincuentes provenientes del istmo latinoamericano.

La falta de sensibilidad y visión turística de los alcaldes que desde entonces se han sentado en las sillas principales de las presidencias municipales de la Región (Pijijiapan, Mapastepec, Escuintla, Acacoyagua, Villa Comaltitlán, Huixtla, Tuzantán, Huehuetán, Tapachula y Suchiate), han desperdiciado la oportunidad de aprovechar las antiguas construcciones de más de 100 años, convertidas en auténticas reliquias que 14 años después de la devastadora acción de la naturaleza, se encuentran en el absoluto abandono.      

El principal argumento de la indiferencia es que se trata de construcciones y espacios del entorno, de propiedad federal concesionada a empresarios estadounidenses y por lo mismo intocables.

Pero a pesar de que los inversionistas extranjeros del denominado “Ferrocarril Chiapas Mayab”, no habían actuado de manera transparente en su manejo desde septiembre 1999, luego de que el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, decretara en 1997, la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México, creada como “organismo público descentralizado”, por el mandatario Porfirio Díaz, en 1907, pero entregado al capital estadounidense, el cual sería nacionalizado en 1937 por Lázaro Cárdenas del Río.

La liquidación final del sistema ferroviario, unos de los mayores orgullos de los mexicanos, correspondería en su totalidad a Vicente Fox Quesada, bajo el concepto de “desincorporación”, que finalmente se convertiría en una especie de venta de garaje, a precios regalados, como desde antes había ocurrido con la paraestatal Teléfonos de México, una de las más productivas bajo propiedad del Estado, como patrimonio de la Nación.

Detrás de esta “empresa mexicana”, creada en 1999, con el argumento de “una vasta experiencia en la materia”, estaba la poderosa Genesee & Wyoming de la Unión Americana, que cesaría operaciones en 2007, al perder rentabilidad la ruta de Chiapas, la más importante, por el servicio de carga que proporcionaba a la Región Centroamericana, cancelada por la imposibilidad de continuar operaciones al quedar derribados todos los puentes, arrastrados por los cauces desbordados de los ríos de la Costa chiapaneca en 2005.

Se convertiría de inmediato en un monopolio ferroviario que llegaría a poseer el título de concesión otorgado a su favor por Ernesto Zedillo Ponce de León y validado por Vicente Fox Quesada, hasta el año 2049, lo cual le otorgaba los derechos exclusivos de operación sobre vías férreas con extensión de mil 800 kilómetros de extensión, en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán, Veracruz y Oaxaca, donde su función primordial sería la prestación del servicio de carga de cemento, gas propano, diesel, fertilizantes, maíz, arroz y azúcar.

Un negocio de grandes utilidades, al que se agregaban 321 kilómetros de los derechos de paso entre los puertos de Coatzacoalcos, en Veracruz, con Salinas Cruz, en Oaxaca, dando margen al manejo de carga a otros sistema de concesionarios de la red del ferrocarriles del país, construida en su mayor parte, hasta la fecha, por el general Porfirio Díaz.

Una tajada del pastel de regalos al capital extranjero, dispuesto por Washington y el Banco Mundial, para poner fin al control de Estado Mexicano en puntos clave de la economía nacional a favor de la iniciativa privada transnacional, como sigue ocurriendo actualmente en mayor escala, luego de las reformas estructurales en los rubros básicos de la economía de México.

Posesión por decreto, de los principales puntos de contacto comercial en las Regiones Sur-Sureste de la República Mexicana, que tenía a partir del Puerto de Coatzacoalcos a Campeche y Mérida, con conexiones en todos los centros de contacto más importantes del Golfo de México, además de Ixtepec, Salina Cruz, Arriaga, Tonalá, Tapachula hasta Suchiate, en la colindancia con Guatemala y de ahí al resto de América Central.

Surgiría entonces la leyenda de “La Bestia”, como popularmente se conocería a las locomotoras y convoyes del Ferrocarril Chiapas Mayab”, que en su ruta Suchiate-Veracruz, transportaban diariamente a cuestas, a centenas de adultos, jóvenes y niños, que vencidos por el cansancio, se dormían y al caer eran jalados por la fuerza magnética de la fricción de ruedas y rieles metálicos (acero), provocando amputaciones de pies, piernas, manos y hasta la muerte.

Dramáticas historias de todos los días, de personas, principalmente provenientes de Centroamérica, pero también de Sudamérica y otros países distantes como China y países árabes, que pretendían llegar a territorio estadounidense y realizar su “sueño americano”, de una vida mejor a la de sus países de origen.         

Surgimiento de una explotación agregada de la ruta ferroviaria, a manos de organizaciones criminales en pugna de origen guatemalteco, hondureño y salvadoreño, conocidas como “maras salvatrucha” y “barrio 18”, que lo mismo lesionaban, asaltaban, violaban sexualmente a mujeres, y asesinaban en la travesía por la Costa chiapaneca.

Un auge de la presencia impune de estas pandillas delictivas en la Región Soconusco y especialmente en la ciudad más importante, Tapachula, donde tenían su principal centro de operaciones, que obligaría a los diversos sectores de las poblaciones fronterizas, a exigir al gobierno federal una acción coordinada para combatirlas, sobre todo después de que en el desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana, el 20 de noviembre de 2004, grupos de pandilleros atacaron violentamente en diversos puntos estratégicos, la marcha deportiva de los jóvenes estudiantes.

La pronta respuesta de la administración federal, en forma de una ofensiva en la que participarían el Ejército Mexicano, La Armada, la Procuraduría General de la República, Migración, Policías Federal, Estatales y Municipales, que arrasaron con las bandas, junto con jóvenes mexicanos inocentes que ocasionaron justificadas protestas de sus padres tanto por su encarcelamiento como represión.

Disminuiría la peligrosa presencia “mara”, la cual sería todavía más golpeada en su sobrevivencia, por la aguas desbordadas del río Coatán, en Tapachula, que arrasaron con miles de casas a su paso, provocadas por el huracán Stan.

Sin puentes y vías con alto riesgo, las operaciones de carga de Ferrocarriles Chiapas-Mayab, se limitaron hasta Arriaga, de donde “La Bestia” sigue hoy transportando diariamente sobre los techos de sus furgones, a miles de extranjeros indocumentados.

Las rutas serían concesionadas después de 2007, a “Ferrocarriles del Istmo”, pero sería también en mismo sexenio de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, que sería otorgada a la transnacional estadounidense Viabilis Holding, que formalmente empezó operaciones en 2013, para sustituir a la Genesse Wyoming.

Otra vez la intervención del gobierno federal para favorecer al capital extranjero, que tiene estimada una inversión de 70 mil millones de pesos para rehabilitar la red concesionada a esta empresa norteamericana, como parte de un proyecto que incluirá el siguiente sexenio.

Nuevamente los subsidios a la obra pública, pero esta vez en manos extranjeras, cuya experiencia no ha sido buena para el país, más que para los concesionarios, como ha ocurrido también con las autopistas más importantes de la república concesionadas hasta por 50 años, que cada vez se encuentran en malas condiciones, con tarifas elevadas para su uso, pero sin la garantía de un buen servicio, obligando a la intervención gubernamental para resolver un problema ajeno.

Es la Frontera Sur, donde aunque parezca broma sólo existe una estación en el año, la de calor, en la que el “invierno” no existe, más que el otoño por la caída de las hojas, la primavera por sus flores, y el verano por las lluvias que se prolongan hasta ocho meses, sin que implique una mejoría de la estación del calor que se mantiene uniforme siempre.

Región Soconusco donde no hay obras nuevas sino rehabilitaciones costosas como consecuencia del abandono, como se ha registrado en el Parque Recreativo Los Cerritos, el Teatro de la Ciudad de Tapachula o del antiguo ex Palacio de Gobierno Municipal, donde en estos dos últimos inmuebles, la gestión ante la Secretaría de Hacienda federal, del senador con licencia Zoé Robledo Aburto, ha sido importante para el otorgamiento de recursos.

La añeja demanda de los pobladores de San Benito, colindante con Puerto Chiapas, de la edificación del Malecón, mediante la intervención del senador Luis Armando Melgar Bravo, que aún sin completarse, constituye un atractivo para los turistas.

Persistente abandono de la ciudad más importante de la Frontera Sur, catalogada aún como la capital económica de Chiapas, que se refleja ahora en el libramiento sur, que muy está siendo “parchado”, mientras que la capital estatal casi se concluye la obra vial multimillonaria que “comunicará mejor a los tuxtlecos con su aeropuerto”.

Días de campañas que tiene como punto de partida el domingo 29 de abril, con el arranque de la labor proselitista candidatos al gobierno estatal, que sufren la indiferencia de la ciudadanía, al coincidir con la coronación como campeón de la liga de ascenso a la primera división del futbol nacional,

al equipo “Cafetaleros de Tapachula”, que desborda a los fanáticos por las calles, estadio olímpico, parque bicentenario y la glorieta oriente de acceso a la ciudad.

Ahí estuvo en el apestoso local de la zona ganadera, de la recién celebrada Expo Internacional Tapachula, el aspirante Presidencial de la coalición PRI-PVEM-PANAL, José Antonio Meade Kuribreña, acompañando a Roberto Albores Gleason, con la presencia de Raciel López Salazar, postulado para la diputación federal con sede en Tonalá y nueve municipios del Distrito 7.

Mientras José Antonio Aguilar Bodegas, por el PAN-PRD-MC, lo hacía en las instalaciones de la Plaza de Toros y Rutilio Escandón Cadenas, el ungido por Morena, iniciaría en Palenque, su tarea proselitista, con el respaldo de Andrés Manuel López Obrador, y la presencia de Fernando Coello Pedrero, el abuelo del gobernador, quien declararía que su nieto “respalda totalmente” la candidatura Presidencial del “peje”.

Aclaración obligada del mandatario estatal, quien acudiría al mitin a favor de Meade Kuribreña y Albores Gleason, en Tapachula, para afirmar en un comunicado de prensa que “hoy, por eso estoy aquí con mi amigo y mi candidato Pepe Meade”.         

Domingo de euforias desatadas, no por la política, sino por el histórico triunfo del equipo de los Cafetaleros de Tapachula, que en el transcurso de la semana sabrá si podrá ascender, porque seguramente pesará y mucho, el desacato cometido al no cumplir con los lineamientos de la Federación Mexicana de Futbol, como el no tener un estadio totalmente construido y otras normatividades en las que el gobierno estatal tiene mucho de responsabilidad.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.