Del ataque a Siria a la Frontera Sur abierta

Donald Trump empieza a enredarse, por su excesiva impulsividad populista, en un juego peligroso en el que los grupos árabes extremistas como el “Estado Islámico”, a diferencia del uso masivo de misiles nucleares que todo siguen destruyendo en Siria, ellos se desplazan en misiones suicidas por todos aquellos países a los que han declarado sus enemigos, como Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea.

El presidente estadounidense abre nuevos frentes sin cerrar aquellos que bien pudieran representar alto riesgo en su frontera sur con México, por cuyo territorio transitan libremente migrantes de 52 nacionalidades, como lo reconoce oficialmente el Instituto Nacional de Migración de la Secretaría de Gobernación, que incluye sirios, iraquíes, libaneses y turcos, entre otros.

Frontera Sur con Centroamérica excesivamente porosa y por lo mismo peligrosa para la seguridad nacional de nuestro país y de la misma Unión Americana, como tantas veces se ha dicho, incluyendo la correspondiente a la enésima vez durante la reciente visita del titular de la Segob, Miguel Angel Osorio Chong, a la colindancia de Suchiate con Tecún Umán, Guatemala.

Más ha sido la alharaca del nuevo inquilino de la Casa Blanca en Washington, que el cumplimiento de sus amenazas de continuar y concluir la construcción del muro divisorio de costa a costa, inviable en principio por cuestiones presupuestales no autorizadas por sus mismos correligionarios del Partido Republicano, lo cual permitirá el ingreso de migrantes que utilizan suelo mexicano como trampolín.

Reveses de sus mismos congresistas, que de igual forma han impedido el desmantelamiento del Programa de Salud implantado por el demócrata Barack Obama, por todos los riesgos para el equilibrio social, especialmente de los de origen mexicano, que significaría su reemplazo en condiciones por demás desfavorables para le economía agregada de las economías de las migraciones de origen latinoamericano.

Abierta de par en par la Frontera Sur de México, al paso las 24 horas de quienes cruzan el río Suchiate y la inmediata zona serrana de Chiapas en su colindancia con Centroamérica, que se complementa más hacia el norte por la selva Lacandona separada por el río Usumacinta, del Petén guatemalteco, hasta los límites con Tabasco, en una longitud de 654 kilómetros.

Y por si no lo sabe el ignorante del magnate inmobiliario habilitado de presidente de Estados Unidos, ni el gobierno mexicano y menos su pueblo tienen la intención de construir ningún muro para detener la avalancha extranjera ilegal que se interna permanentemente en la república mexicana y se introduce por California, Arizona, Nuevo México y Texas, que suman tres mil kilómetros desde Tijuana hasta Matamoros.

En principio porque el país tiene prioridades más importantes para su ejercicio presupuestal, que por supuesto no contemplan siquiera el incrementar los 180 agentes del INM, que conforman la Delegación Chiapas y que hacen como que cuidan que no ingresen migrantes indocumentados por las garitas de Ciudad Hidalgo, Talismán, Motozintla, Amatenango de la Frontera, Ciudad Cuauhtémoc, Lagos de Montebello, Frontera Corozal, Benemérito de las Américas, Palenque y Catazajá, en la geografía limítrofe chiapaneca-guatemalteca  

Un traspatio, como nos llaman nuestros “primos y socios comerciales”, descuidado y lleno de todo tipo de riesgos para su seguridad interna, del que todavía no han tomado conciencia plena, aunque aquí se sabe que agentes de todas las Corporaciones estadounidense se desplazan armados y con toda libertad, coordinadas con las del gobierno mexicano, pero hasta ahora sin mayor efectividad que la de simples observadores.

Tapachula es el punto neurálgico para Washington, donde hasta hace algunos años existía una estación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en una casa ubicada en céntrica avenida, que servía como punto de enlace para la labor de espionaje junto con el Buró Federal de Seguridad (FBI) y la Agencia Antidrogas de la Unión Americana (DEA).

Pero han bajado la guardia y su presencia es menos notoria, mediante grupos de enlace y capacitación con la Procuraduría General de Justicia estatal, que ha sido de una gran utilidad para enfrentar el fenómeno criminal de las bandas “maras” en Soconusco y Costa.

Hasta ahí el interés minimizado, con todos los riesgos que para Estados Unidos conlleva, sobre todo en los días en que el presidente Donald Trump, en su afán de parar su estrepitosa caída de aceptación, luego de sus fracasos en su política interna, que le lleva a reactivar la maquinaria de la industria de la guerra, al ordenar la noche del pasado viernes 7 de abril, un ataque masivo de misiles Tomahawk, la base aérea de Shayrat, en Siria, desde donde presuntamente se lanzaron los ataques aéreos con armas químicas tres días antes, contra la comunidad de Khan Sheikhoun, causando la muerte de aproximadamente 87 personas.

Días de tensión extrema en Medio Oriente, en la estratégica Siria para los intereses de las petroleras estadounidenses, al dar a conocer el Centro de Mando Conjunto de las Tropas Aliadas (Rusia, Irán, Hezbolá, así como milicias), del presidente sirio Bashar al- Asad, su advertencia al gobierno de Trump, de que responderán con la fuerza de sus armas si Estados Unidos vuelve a atacar a Siria.

Comunicación telefónica el domingo 9 de abril, entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo iraní Hassan Rouhani, en la que coincidieron en calificar que las acciones agresivas de Estados Unidos contra el estado soberano de Siria, son inaceptables porque violan las normas del Derecho Internacional.

En afán conciliador, los dos líderes aliados de Al-Assad, convocaron a la comunidad de las naciones, para que se realice una investigación objetiva sobre el ataque con armas químicas, en la provincia de Idlib, controlada por grupos opositores del gobierno sirio.

Negación del gobierno sirio de tener vínculos con el ataque con armas químicas, mientras que Rusia afirma que las muertes fueron causadas por una ofensiva aérea gubernamental que impactó un depósito donde rebeldes fabricaban armas químicas, lo cual derivó en la fuga de gases tóxicos.

Y en tanto se transparenta la situación, el mundo vuelve a ser testigo de cómo, violando el marco legal establecido por la Organización de las Naciones Unidas, para tener una vida en paz en el planeta, Estados Unidos, sin que nadie se lo pida, más que sus intereses imperialistas de siempre, vuelve a convertirse en el policía del mundo, blandiendo su garrote vil contra quien se oponga a sus afanes expansionistas.

Vuelve de nueva cuenta la ONU y su Consejo de Seguridad, a ser objeto de burla por parte de Washington, que argumenta todo, menos la verdad de sus intenciones en Siria, cuyo ataque masivo le permiten al presidente Donald Trump “demostrarle” a quienes votaron por él, que no está al servicio de Rusia y menos que hayan intervenido en el proceso electoral que le dio el triunfo para llegar a la Casa Blanca.

Y por si había dudas en cuanto a la posición de su gobierno frente a los ejercicios con misiles, del líder comunista norcoreano Kim Jong-Un, el personaje que lo mismo opera como magnate que como dirigente de la potencia número uno del mundo, envía a las inmediaciones del país asiático, un día después del bombardeo a Siria, sus acorazados del mar en tono de amenaza, encabezados por el portaaviones de propulsión nuclear USS Carl Vinson, acompañados por fuerzas militares navales de Corea del Sur.

Manejo mediático, en el que se soslaya que Corea del Norte celebra varios aniversarios importantes en abril, los cuales conmemora con grandes pruebas de su equipamiento bélico, entre ellas el lanzamiento de un misil de medio alcance al mar, que por supuesto han molestado a Washington y Seúl, que como justificación realizan sus “prácticas anuales de cooperación militar”.

Preocupación de la aliada natural de Corea del Norte, la República Popular China, la segunda potencia económica mundial después de Estados Unidos, donde de acuerdo con su Ministerio de Relaciones Exteriores, este lunes 10 de abril, el presidente XI Jinping, “sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos en la península coreana”.

Llamado a Estados Unidos y Corea del Norte, para que actúen con moderación y eviten una escalada de las tensiones.

Un mensaje claro de Trump a Jinping, con quien por cierto estaba reunido en su mansión de Florida, cuando ordenó la ofensiva nuclear contra Siria, dirigido a presionarlo para que a su vez convenza al dirigente norcoreano Kim Jong-Un, de no continuar con sus provocaciones mediante lanzamiento de misiles al mar, como el ocurrido el pasado 5 de abril.

Rex Tillerson, secretario del Departamento de Estado norteamericano, comentaría que Pekin-Beigin entiende el peligro que supone el programa nuclear de Corea del Norte, por lo que se ha comprometido con el presidente Trump a tomar las medidas necesarias para detenerlo. Y a manera de chantaje, dada la importancia de las inversiones estadounidenses en el gigante asiático, advertiría: “Creo que incluso China está empezando a reconocer que esto representa una amenaza incluso para los intereses chinos”.

Siria se ha convertido en un espacio de injerencias extranjeras, que en conjunto van más allá de lo establecido por las Naciones Unidas de respetar la soberanía e independencia de este país árabe, que tiene como enemigo principal a Estados Unidos, que de nueva cuenta vuelve a apoyar a los rebeldes que combaten al régimen de Al Assad, incluidos los del Estados Islámico, mientras Rusia e Irán brindan todo su apoyo político hoy militar al gobierno sirio.

Cambio radical de Washington ante el presidente sirio, que ya no es considerado por la Administración Trump como un mal menor, sino como un dictador y asesino.

Es así como después de seis años de intervencionismo

estadounidense en Siria, que ha dejado 320 mil muertos y 10 millones de desplazados que siguen huyendo hacia Europa, por primera vez la potencia realiza un ataque nuclear  anunciando su rompimiento con Bashar.

Intervencionismo en asuntos internos de Siria, que en los últimos días ha influido de manera negativa en el presidente Enrique Peña Nieto, al realizar declaraciones en contra del gobierno de Nicolás Maduro, haciendo a un lado la tradicional política diplomática de México de no intervención en los problemas de los pueblos amigos.

Una posición que no va acorde con el apotegma de Benito Juárez que establece muy claramente que “Entre los individuos como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

México no puede dar marcha atrás al manejo de su Diplomacia que tanto le ha prestigiado en el mundo, como en su momento ocurriría con Cuba, que enfrentaría el bloqueo económico estadounidense y expulsión de la Organización de Estados Americanos (OEA). Nuestro país fue el único que brindó su solidaridad al pueblo y gobierno cubanos, dejando que el tiempo finalmente le diera la razón y el eterno agradecimiento del país caribeño.

Lamentable que ello ocurra y que el Gobierno de México se preste a la ofensiva manipuladora de la administración de Donald Trump, para derrocar a un gobierno de tendencia socialista, que hasta ahora se ha mantenido firme y digno en la defensa de los intereses de la nación, que tiene en el petróleo su principal riqueza, la cual es el objetivo principal de Washington, que no ha dudado en enfrentar a los venezolanos.

Cuestión solamente de intereses en los que Estados Unidos ponen las balas y los pueblos “enemigos” los muertos.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.