México se encuentra en una terrible paradoja energética; por un lado estamos al borde de la crisis, y como ejemplo están los constantes apagones en las penínsulas de Baja California y de Yucatán; y, por otro lado, somos uno de los países con mayor potencial para producir electricidad del sol y del viento, pero este gobierno decidió no aprovechar esa ventaja.

Recientemente platiqué con la experta Rosanety Barrios sobre este tema en mi podcast “En Blanco y Negro”.

Rosanety me contó cómo la capacidad de generación eléctrica en México se estancó durante esta administración. El gobierno bloqueó la inversión de privados en nuevas plantas de energías renovables y no dio permiso de conectar las que ya estaban listas para operar. Sin embargo, la demanda eléctrica sí ha crecido; cada vez usamos más aparatos eléctricos y hay muchísimas empresas que se quieren venir a instalar en México y crear millones de empleos muy bien pagados, pero las estamos frenando porque no les podemos asegurar que habrá electricidad suficiente, ni siquiera para los hogares mexicanos.

Es increíble que, justo en México, uno de los países con mayor potencial energético de todo el mundo, tengamos una crisis por falta de producción energética. Nuestro país ya ha declarado en repetidas ocasiones el estado de emergencia en el sistema eléctrico porque la demanda ya alcanzó a la oferta y hemos quedado al borde de severos apagones. Pusieron en jaque no sólo la sostenibilidad energética, sino también el desarrollo económico y el bienestar del país; bienestar que necesita electricidad abundante, barata y limpia.

Esta grave paradoja la ha creado el gobierno porque quiere que sea la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la que genere la mayor parte de la electricidad. Esto es un grave error por tres principales razones:

Uno. La CFE no tiene dinero suficiente para que se construyan las nuevas plantas que hagan crecer la producción eléctrica al ritmo que se necesita. Ese dinero es mejor invertirlo en las medicinas que escasean, en más atención médica, en seguridad y en mejor equipamiento para las escuelas que tanta falta hace. Además, la CFE ha abandonado la inversión en ampliar la red de transmisión eléctrica, algo muy grave porque hace nuestro sistema más vulnerable. Cabe añadir que la CFE es la única que puede realizar la transmisión porque está prohibido que los privados participen en ello. Es mejor que los privados inviertan en aumentar nuestra capacidad de generación eléctrica y que los recursos que tenga la CFE los invierta en las líneas de transmisión.

Dos. Hoy la CFE ha encarecido la electricidad porque al producirla con combustibles fósiles nos está saliendo, aproximadamente, 10 veces más cara que al producirla con energías renovables y este despilfarro lo estamos pagando con nuestros impuestos; aproximadamente 500 mil millones de pesos nos ha costado este capricho de apostar por las energías fósiles debido a una visión retrógrada donde el gobierno cree que debe ser él quien genere la mayor parte de las gasolinas y la electricidad aunque esto signifique abandonar a los mexicanos a su suerte en temas de salud y seguridad como está sucediendo.

Tres. Al apostar por los combustibles fósiles más contaminantes, como la quema de combustóleo, el aire que respiramos los mexicanos es más dañino para nuestra salud. Son amenazas que pasan relativamente desapercibidas, pero son sumamente dañinas, por ejemplo, en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México fallecen prematuramente 10 mil personas por respirar aire contaminado.

Adicionalmente, este gobierno apostó por reducir casi toda la energía renovable a centrales hidroeléctricas, lo cual fue un error porque desde hace muchos sabemos que el cambio climático generará sequías cada vez más fuertes. El sol y el viento únicamente producen alrededor del 12 % de la electricidad en México, una fracción muy insuficiente.

Afortunadamente, tenemos una excelente oportunidad en México para darle la vuelta a la situación y aprovechar nuestro potencial energético para crear millones empleos muy bien pagados; esto es lo que nos merecemos los mexicanos.

Es posible liberar permisos para que se detone una enorme inversión en nuevas plantas de energías renovables, volver a hacer subastas para que la CFE compre para nosotros electricidad mucho más barata, dejar de desperdiciar tanto dinero en caprichos como quemar combustóleo y usar plantas ya muy viejas que fallan a cada rato, enfocar a Pemex en los negocios que sí ganan dinero, como la industria petroquímica que este gobierno ha abandonado al despilfarrar dos billones de pesos de nuestros impuestos para “rescatar” a Pemex obligándolo a enfocarse en las actividades donde pierde dinero, en vez de ganarlo.

Finalmente, recordemos que México es uno de los países más vulnerables ante el cambio climático. Por ejemplo, el verano pasado se registró en el Desierto de Sonora el récord al punto más caliente de la tierra, superando los 80 grados centígrados, un verdadero infierno en la tierra.

México, un país rico en recursos energéticos renovables se encuentra en el desafortunado e ilógico escenario de limitaciones en la producción eléctrica y pérdidas millonarias de las empresas nacionales de energía, pero también se encuentra con una oportunidad increíble para mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Tomemos la decisión valiente de cambiar el rumbo, aprovechar nuestros recursos renovables y convertirnos en un líder mundial en sustentabilidad.