Se ha cumplido ya el mes 19 de esta guerra y, aunque la fatiga de audiencias y medios es comprensible, hay nuevos elementos que necesitan ser incorporados al análisis:

1. Recordando, seguimos en la quinta fase de esta guerra. La tardanza de la contraofensiva ucraniana en llegar permitió a Rusia posicionarse sólidamente sobre los sitios que había ocupado, cavando trincheras, alzando barricadas y fortificaciones, plantando minas y desplegando masivamente tropas adicionales recientemente movilizadas.

2. Todo ello resultó en varias semanas de casi nulos avances por parte de Ucrania, cuando su contraofensiva finalmente llegó. Posteriormente, Kiev ha logrado algo de progreso, pero este es limitado.

3. Estos meses han tenido un fuerte impacto en la narrativa sobre la guerra. Inicialmente, las expectativas que se tenían de Ucrania para defenderse eran muy bajas, pero esa narrativa fue paulatinamente tornándose en cómo Kiev pudo resistir y luego incluso hacer retroceder a Rusia. Ahora en cambio, vemos reproducirse continuamente una narrativa más pesimista para Ucrania. Bajo ese nuevo relato, estamos ante una guerra que ninguna de las partes puede ganar. Esto, políticamente, produce un creciente agotamiento y genera presiones por parte de ciertos sectores de las sociedades que respaldan a Ucrania —como la estadounidense— para que Kiev sí efectúe concesiones a fin de ya terminar con el conflicto.

4. Ello ha obligado a Kiev a pensar en estrategias distintas para poder impactar en estas narrativas a favor de sus metas. Una de estas ha consistido en las giras diplomáticas de Zelensky. Pero hay otras como la guerra de los drones, la guerra en el mar Negro y los ataques sobre Crimea.

a. Por medio de los drones sobre territorio ruso, Kiev intenta impactar psicológicamente en su enemigo, llevar la guerra a su casa, demostrar que Rusia es vulnerable, y producir un desgaste entre su ciudadanía.

b. Los ataques en Crimea pretenden ahondar en esas vulnerabilidades e ir mermando el control ruso sobre la península.

c. Paralelamente se está librando la guerra en el mar Negro. Esta no inicia ahora, pero se desata con mayor fuerza a raíz de la salida rusa del acuerdo de granos y la disposición de Moscú a bloquear el tránsito civil de mercancías por ese mar y a atacar puertos ucranianos que buscan abrir otras rutas. Sin embargo, Ucrania ha estado ganando gradualmente control sobre partes de ese mar.

5. Con todo, es importante entender que la guerra es enormemente fluida y que, subestimar a Rusia ha sido un error constante cometido en los análisis sobre todo en Occidente. A pesar de los múltiples y graves errores cometidos, Moscú ha mostrado altas capacidades de aprendizaje y adaptación, lo que ha resultado en una guerra prolongadísima cuya duración parece estar a su favor.

6. Así, por ejemplo, podemos considerar el caso de Wagner. Tras la insurrección de esa agrupación de contratistas militares privados, y tras la muerte de su líder probablemente a manos del Kremlin, Moscú se encuentra reconsiderando cómo seguir utilizando los servicios de esa organización que tan crucial ha sido para los intereses rusos a lo largo de los años. Esto ya no solo incluye África o Medio Oriente, sino también los combates del este ucraniano.

7. En suma, ni Rusia ni Ucrania parecen tener la capacidad militar para derrotar al lado opuesto. Pero al mismo tiempo, ninguno de los dos lados se encuentra dispuesto a ceder o abandonar la lucha. Por tanto, debemos esperar una mayor duración y con ello, lamentablemente, el riesgo latente de que en algún punto el conflicto se expanda o escale. De ahí la necesidad de no ceder en esfuerzos de mediación para detener las hostilidades.