No hay un rival que pueda evitar la victoria de Trump en la elección interna del Partido Republicano.

Su marcha es tan potente que quienes se perfilaron para ofrecer resistencia se han retirado de la contienda.

Además, la fuerte personalidad de Trump contrasta con imágenes de Biden con los ojos cerrados en la cumbre climática COP 26, que han causado que le apoden “Joe el dormido”.

Más allá de su personalidad ¿Qué herramientas de comunicación usa Trump para que su mensaje resuene con tanta fuerza?

Trump maneja con destreza tres potentes herramientas de persuasión:

Fluidez Cognitiva.

Retrospección en rosa.

Mentira.

1. Fluidez Cognitiva es el grado de facilidad con el que el cerebro procesa una pieza de información.

Para explicarlo en términos muy sencillos, el cerebro procesa con dificultad la información compleja y le atribuye menos credibilidad.

En cambio, el cerebro procesa con facilidad la información sencilla y le da más credibilidad.

Trump aprovecha con maestría este fenómeno y presenta mensajes sencillos que los votantes captan con facilidad y a les atribuyen más veracidad.

El diario The Boston Globe examinó el lenguaje usado por Trump y encontró que era comprensible, incluso para un niño de 9 años.

Trump no usa tecnicismos, conceptos complejos o palabras rimbombantes: sabe que el lenguaje sencillo es una poderosa herramienta de persuasión.

2. La retrospectiva en rosa es la tendencia a recordar con más claridad los sucesos positivos del pasado que los sucesos negativos.

Hay un estudio que permite observar con claridad este fenómeno.

El estudio midió cómo los participantes evaluaban sus vacaciones un día después de concluidas y seis meses después.

La mayoría evaluó mucho mejor sus vacaciones seis meses después que un día después de concluidas.

Esto se debe a que seis meses después las experiencias negativas se recordaban con menos claridad y las positivas con más claridad.

Trump aprovecha este fenómeno al llamar a recuperar la grandeza que Estados Unidos tuvo en el pasado.

El lema de 2016 “Hagamos grande a América de nuevo” fue exitoso porque apeló a recordar mejor el lado brillante del pasado.

3. Mentira. No es que la mentira sea una herramienta valiosa en cualquier situación; de hecho, en la mayoría de los casos descubrir que un candidato miente tiene un elevado costo para su imagen.

Sin embargo, en algunos contextos un candidato es valorado positivamente a pesar de saber que miente.

La alta polarización que vive Estados Unidos hace que muchos votantes republicanos se sientan agraviados y consideren que el gobierno es ilegítimo porque atenta contra sus valores.

La polarización ofrece un contexto favorable para que las mentiras de candidatos populistas sean valoradas positivamente por sus seguidores (Hahl & Zuckerman, The Authentic Appeal of the Lying Demagogue, American Sociological Review, January 2018).

Si los votantes se identifican como un grupo agraviado por el gobierno actual, percibirán las mentiras del candidato que los reivindica como muestra de que hará todo para apoyarlos.

Incluso los ataques al candidato populista por mentir tienden a reforzar su imagen ante sus votantes, porque resaltan que molesta al gobierno que los agravia.

Trump aprovecha este fenómeno con naturalidad.

El contexto permite que sus mentiras no le perjudiquen, sino que refuercen su imagen.

Con estas tres armas Trump se prepara para recuperar la Casa Blanca.

Por otro lado, la edad de Biden genera dudas sobre su capacidad para enfrentar a Trump.

¿Kamala Harris será orillada a salir de su bajo perfil discreto?, o ¿Michelle Obama será convencida de presentarse, cohesionar a los demócratas y buscar eclipsar el éxito mediático de Trump?

Quien sea el o la candidata presidencial demócrata tendrá que usar herramientas de comunicación al menos tan potentes como las señaladas.

Si lo hacen, veremos uno de los enfrentamientos de comunicación política más interesantes del siglo XXI.