Migrantes

*Cada vez más, México es país de destino no de tránsito

*Garantizar seguridad de los chiapanecos, labor de REC

Congreso de la Unión.- La frontera sur enfrenta una crisis migratoria sin precedentes en la historia reciente ante la llegada de miles de personas procedentes de Centroamérica, Cuba, Haití, África y otras naciones del orbe, situación que ha provocado que los albergues se encuentren desbordados. Los flujos migratorios han colapsado toda ayuda humanitaria.

En reiteradas ocasiones el gobierno federal ha señalado que el problema de la migración se debe enfrentar creando empleos y bienestar en Centroamérica y todos aquellos países donde se padecen condiciones de pobreza que obligan a sus habitantes a migrar a otras latitudes.

Y en efecto, coincidimos en que se debe contribuir al desarrollo económico de la región centroamericana para desalentar la migración de sus habitantes, lo cual ayudaría a atacar el fondo del problema, pero esa es una solución a largo plazo que no resuelve la crisis migratoria que se vive en estos momentos.

El nuevo gobierno se encontró en diciembre con unos 10 mil migrantes abarrotando la frontera con Estados Unidos que habían llegado en por lo menos cuatro caravanas en los meses previos, y optó por incentivar las solicitudes de asilo en México (más de 18 mil en el lapso enero-abril) y facilitar la entrega de visas humanitarias a migrantes centroamericanos (hasta febrero se concedieron más de 15 mil, según Migración).

Sin embargo, las medidas dejaron de ser tan flexibles desde finales de marzo cuando la Secretaría de Gobernación anunció el establecimiento de un tramo de contención en el sur para que los migrantes NO pasaran.

Pero la migración va en aumento. Un informe reciente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), sostiene que el número de personas que llegan a Chiapas huyendo de la violencia y las dificultades económicas “se está disparando”.

En los tres primeros meses del año, 12 mil 716 personas solicitaron asilo. La cifra es casi la mitad del total de todo 2018, cuando 29 mil 600 personas pidieron protección.

Un 86 por ciento de los que han pedido asilo este año provienen de Honduras, El Salvador y Venezuela.

“El brote de violencia en Nicaragua y el deterioro de la situación en Venezuela lleva cada vez a más personas de estos países a buscar protección en México”, dice la ACNUR.

El informe señala que, cada vez más, México es visto como un país de destino y no solo de tránsito y considera que es probable que esta tendencia continúe. Una de las razones es que los refugiados encuentran fácilmente trabajo en algunas zonas del país.

Los informes de la Secretaría de Gobernación prevén un panorama cada vez más complicado, ya que aseguran que al final del 2019 serían cerca de 900 mil migrantes cruzando por nuestro país hacia Estados Unidos.

Estos pronósticos dibujan una situación bastante compleja para México por ser la nación de tránsito y en particular para Chiapas, por ser la puerta de entrada al país.

En estos momentos, los albergues y organizaciones de la sociedad civil de la entidad se encuentran desbordados ante la llegada de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos, principalmente centroamericanos, en situación de precariedad extrema.

El descontrol de los flujos migratorios está desembocando en un colapso de la ayuda humanitaria.

Y es que más allá del discurso del respeto a los derechos humanos que promueve el gobierno federal, parece que, aunque tardía por la cantidad de migrantes que han llegado al país, se comienza a diseñar una política más dura de contención migratoria.

Desde principios de 2019 prácticamente se dejaron de entregar tarjetas de visitantes por razones humanitarias –dieron casi 12 mil en enero y apenas mil 24 en marzo–, no se regularizó a más migrantes y se congeló el otorgamiento de “oficios de salida” a cubanos, haitianos y extra regionales (africanos y asiáticos) que se encuentran varados.

Tan sólo en los primeros dos meses del año, las autoridades detuvieron a 16 mil 611 migrantes centroamericanos y deportaron a 13 mil 643 de ellos, es decir, un promedio de 231 personas por día. Además, Migración deportó a mil 876 menores de 11 años, 25 por ciento más que el año pasado.

La realidad es que cada día miles de centroamericanos y de otras naciones del orbe cruzan la porosa frontera sur, la mayoría de ellos anhelando llegar a Estados Unidos, pero muchos otros llegan a encontrar una forma de vida en México. Si bien entre octubre y febrero entraron más de 30 mil migrantes en caravanas, un gran número sigue ingresando de manera clandestina.

En este escenario, una de las tareas principales del gobernador Rutilio Escandón Cadenas, es garantizar la seguridad de los chiapanecos, pues si bien ha dejado claro que se debe ofrecer un paso seguro y ordenado a los migrantes, también es un hecho que se deben reforzar los controles para evitar el paso de bandas criminales y de todo tipo de mercancías ilícitas.

Para ello, el mandatario se reúne de manera cotidiana con los representantes de las fuerzas federales y estatales para definir líneas de acción en materia de seguridad, además del llamado a los alcaldes para que desarrollen mesas de trabajo sobre este tema en sus municipios y regiones, con el propósito de trabajar de manera coordinada con la Federación y el Estado en la atención de situaciones que puedan generar inseguridad y violencia.

 

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