En toda relación bilateral existen coincidencias y divergencias, espacios de cooperación y áreas de competencia. Por ello, para construir una agenda de oportunidades que beneficie a nuestra sociedad, debemos tener objetivos muy claros que se vinculen de manera directa a las grandes prioridades nacionales.

Los vínculos entre México y la República Popular China son de gran importancia política y económica. Su desarrollo adquiere incluso más relevancia en un contexto de turbulencia y tensión comercial global.

A 47 años del establecimiento de relaciones diplomáticas, es indudable que existe un gran potencial por desarrollar. Contamos con las bases para lograrlo, en el marco de la política exterior y como parte de la labor de promoción integral que se ha encomendado a la Cancillería.

La meta central del Gobierno de México es el desarrollo social, incluyente y sostenible. Busca que la inversión y el comercio tengan un mayor impacto productivo, bajo un sólido Estado de derecho. Trabaja para ampliar las cadenas de valor, para incorporar a pequeñas y medianas empresas, y para que se beneficien más regiones, sectores sociales y comunidades. Nuestra relación con China, conducida correctamente, debe contribuir a alcanzar estas metas.

China es un inversionista internacional de primer orden, con un flujo al exterior desde 2005 que supera el billón de dólares. Tiene una amplia presencia en el mundo, incluyendo en mercados desarrollados. Es también uno de los motores de la innovación, tanto en productos y servicios de consumo como en bienes intermedios, con empresas líderes de proyección global.

México puede y debe beneficiarse de una mayor relación de inversión de esta naturaleza, en especial en sectores en expansión como la manufactura avanzada y la movilidad, el comercio electrónico, los servicios en línea y la logística. Los vínculos académicos y los intercambios técnicos deben también ampliarse.

Es innegable, asimismo, el atractivo del mercado chino. El año pasado fue el tercer destino de nuestras exportaciones, pero hay enormes espacios de crecimiento si se facilita el acceso y se avanza hacia un mayor equilibrio. Para construir nuevas historias de éxito para nuestros exportadores, es necesario acordar protocolos fitosanitarios y agilizar procesos regulatorios. El turismo es otra área con enorme potencial, fomentando la conectividad aérea y medidas de facilitación a viajeros como la adopción de plataformas electrónicas de información y pago.

Una agenda bien enfocada requiere diálogo político y contactos directos entre los gobiernos. El canciller Marcelo Ebrard visitó China incluso antes de asumir el cargo. A inicios de año me reuní con mi homólogo en Beijing como parte de mi primer viaje de trabajo tras ser nombrado subsecretario de Relaciones Exteriores. Nuestra Embajada en China y los Consulados Generales han intensificado sus labores de promoción económica, vinculación académica y diplomacia cultural, así como el apoyo a delegaciones empresariales, académicas, estatales y legislativas que desde sus ámbitos contribuyen a un renovado dinamismo.

Las prioridades de desarrollo del Gobierno de México son claras. Trabajamos todos los días, de manera sistemática y constructiva, para asegurar que las múltiples áreas de colaboración que existen con China beneficien a la sociedad mexicana.