Esencia de España en cafeterías del Centro

Algunos sitios de reunión para conocedores del café en el Centro capitalino tienen un origen español como El Cordobés o La Habana, entre muchos otros.

El primero tiene dos nombres, uno sobre la calle de Ayuntamiento, donde aún se puede leer café El Cordobés, pero sobre la calle de López número 92 dice El Chavalete. Mariano Huerta, jefe de operación de este café, explica que el nombre lo cambiaron en 2015 “por cuestión del registro de la marca», aunque, afirma que sigue siendo de «la misma familia; la misma empresa, la misma estructura”.

“Todo empezó aquí en Ayuntamiento 18. En 1937 unas personas de origen chino pusieron una cafetería con servicio de pan llamada El Gato Negro.

“Luego fue adquirido por el señor Rafael Gutiérrez Peláez, español; para ese entonces ya se llamaba café Cantón y funcionaba como expendio, molino y tostador de café, aún no operaba como cafetería”, dice Mariano Huerta, jefe de operación del café El Cordobés.

Las dimensiones del local de la esquina de Ayuntamiento y López son pequeñas, unas angostas escaleras dan al primer piso donde se accede al balcón, que también hace esquina sobre las dos calles donde se encuentra esta cafetería.

El café lo traen de Veracruz, Chiapas y Oaxaca, incluso en la página de internet del El Chavalete cuentan, a través de un video, cómo y dónde obtienen los granos que tienen listos para tostar y moler.

El hecho de que los primeros dueños de estos locales fueran españoles no es coincidencia. Durante la Guerra Civil española muchos llegaron a vivir a México, y una de las calles que albergó a más refugiados fue la de López.

Teniendo esto en cuenta, Mariano recuerda la buena relación que se ha mantenido desde un inicio con el café Villaría, en contraesquina de El Cordobés.

Sobre este local, Mauricio Mejía escribió el texto publicado el 17 de febrero “Una calle de españoles en pleno centro de México», en el que se lee:

“Don Leoncio Villarías llegó a México en 1942 de 18 años. Con su familia fundó el café Villarías en la esquina de López y Ayuntamiento”.

En el texto, Gloria Solana, viuda de Leoncio, cuenta de los orígenes del Villarías: “En la Ciudad de México llegaron a vivir al número 82 de esta calle. Un amigo suyo los relacionó con el negocio del café y a eso se dedicaron”.

También, sobre la calle de Ayuntamiento esquina con Luis Moya, se encuentra el café San José. “Esta cafetería se abrió a un costado de la iglesia de San José, en la calle [José María] Marroquí. Pero al ser un local pequeño, se mudaron hacia Ayuntamiento.

“Hasta donde tengo conocimiento, era de un asturiano. En 1991 se lo vende a los propietarios actuales”, comenta Antonio López, encargado de este lugar.

Debido a lo cercano que está de la estación de Radio XEW, cuando se entra se observan fotografías de los famosos que lo han visitado, algunas ya comienzan a perder color, además de autógrafos.

Antonio recuerda los años en los que los cuadros cubrían por completo una de las paredes. La gente venía y se sacaba fotos usando como fondo las fotografías colocadas en la pared.

“Tenemos una Entrevista con Jacobo Zabludovsky en la que comentaba que esta era la única cafetería en la que nunca pagaba el café. Nada más aparecía y como en esa época era súper conocido, pues todo el mundo decía: cóbreme el café del señor Jacobo”, dice Antonio al recordar los mejores años de la cafetería.

En la pared se ven imágenes de Mario Moreno, “Cantinflas”, Javier Solís, Carmencita Pernett, Pedro Infante, “Ferrusquilla”, La Sonora Santanera con Sonia López, Norma Herrera, Trío Los Santos y Buenavista Social Club, entre otros.

Refugio de personalidades

Antonio recuerda que los artistas no sólo venían a las grabaciones, aquí venían porque se sentían tranquilos.

Les gustaba el lugar y seguían viniendo. “La mayoría de la clientela era del medio artístico, no los molestaban y se sentían a gusto”.

Dice que hoy hay menos gente por las manifestaciones en Gobernación. “Ayuntamiento es la vía de entrada para que lleguen aquí. Entonces, si está cerrado Bucareli, ya no llega nadie, aunque estemos a varias calles, nos afecta”.

Sobre Bucareli esquina con Morelos está La Habana. Este espacio abrió en 1952 por un español que venía de Cuba. “Traía dinero y dijo: voy a poner un café que esté en la Ciudad de México.

“La colonia que tenemos hacia el norte pasando Reforma, es la Tabacalera. Aquí había muchas fábricas de tabaco y casi todas tenían mano de obra cubana; entonces decidió poner aquí su negocio”, comenta Ricardo Mendoza, amigo del dueño actual de esta cafetería.

Dice que al fundador se le conocía como “El Centavo”, porque era chaparrito. “Como todo ser humano tenemos cosas buenas y malas, él tenía como vicio el juego. Comenzó a perder hasta que terminó perdiendo el café”, añade.

Algunas paredes están adornadas por cuadros o fotografías tomadas por reporteros que venían a tomar café.

La distancia del suelo al techo, explica Ricardo, es de 6.30 metros debido a que en 1948, cuando construyeron este edificio, vendían material agrícola. Entonces, necesitaban un techo alto.

Recuerda que en los 50 este espacio era visitado por varios periodistas porque en esta zona estaban todos los periódicos. No había celulares, menos había internet, entonces iban a hacer sus notas y llevarlas a sus periódicos.

Ahora ya se envía por correo la información y ya no vienen al periódico a cobrar, eso ha hecho que baje el número de periodistas que nos visitan. Aunque, hay otros que ya lo tienen como una tradición, tienen años de conocernos y aquí es donde hacen sus reuniones.

En una de las columnas del café La Habana hay una placa con nombres de personajes que han visitado esta cafetería: Octavio Paz, Fidel Castro Ruz, Ernesto Che Guevara, Gabriel García Márquez, Jesús Martínez “El Palillo”, Renato Deluc y Roberto Bolaño.

Dentro de esta cafetería nació una de las últimas vanguardias poéticas del país: el Infrarrealismo, movimiento creado por Roberto Bolaño, quien junto con Mario Santiago Papasquiaro, buscaban “volarle la tapa de los sesos a lo establecido” tomando a La Habana como el punto de reunión.

Ricardo reconoce que a esta cafetería vienen muchos extranjeros seguidores de la obra de Roberto Bolaño. Muchos de los visitantes son de Sudamérica.

Patti Smith, cantante estadounidense, tras haber leído Los detectives salvajes, quedó maravillada a tal punto que se volvió seguidora de la obra de Bolaño. Le escribió un poema llamado Hecatomb. Ella visitó el café La Habana con lo que “hizo propaganda del café durante casi 15 días”, comenta Ricardo.

En esta cafetería estuvo algunas veces Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, incluso se dice que aquí fue donde se planeó la revolución cubana. “En el año de 1956 viene Fidel, cuando deciden que quieren fraguar ya la revolución viene a México, porque era el país más cercano, hablaban su idioma, tenía relaciones dentro y fuera del país”.

Cuando la gente le pregunta a Ricardo en qué mesa se sentaban los revolucionarios él responde que no había una en específico. “Yo no puedo decir que en esta o aquella mesa, porque siempre se sentaban en lugares distintos, eran perseguidos, no podían cometer errores”.

El jefe de operación de El Chavalete, el encargado del San José y Ricardo, de La Habana, coinciden en que no importa que se abran locales de cadenas internacionales, porque el café de sus locales se cultiva, prepara, se muele y tuesta de forma distinta a los de aquellos mercados.

Cafeterías en números

* En promedio, en México, cada tres días se inaugura una nueva cafetería.

* Nuestro país es una de las naciones a nivel mundial donde se incrementó el consumo de café en estos sitios.

* En 2021, el mercado mexicano de las cafeterías alcanzará los 93 mil 100 millones de pesos, 23% superior al registrado al cierre del año 2016.

Con información de Euromonitor Internacional