¿Más gendarmes?

Los gobiernos federal y estatal anunciaron el pasado 10 de abril que enviarán a más agentes de la Gendarmería Nacional a la frontera sur, por donde pasan cientos y cientos de migrantes centroamericanos.

La intención principal es, sin duda, contener el flujo de indocumentados como parte de las presiones del gobierno de Estados Unidos, que pretende a toda costa impedir su paso para que no lleguen a más allá del río Bravo.

Pareciera que a las autoridades, nacionales y del vecino país, no se les ocurre otra cosa más que enviar policías y más policías, pensando, erróneamente, que con ello inhibirán el tránsito de los migrantes que huyen de sus países de origen.

Está demostrado que no es así y que el flujo seguirá a pesar de todas las barreras y peligros que se les pongan, como ha ocurrido en los años recientes.

Es claro que el anuncio no puede ser un buen augurio ni para los indocumentados ni para los pobladores que radican en municipios mexicanos de la zona fronteriza, pues lo más seguro es que en lugar de proporcionarles seguridad habrá más violaciones a los derechos humanos.

Nunca en estos casos la presencia de más policías ha sido la solución, sino que por el contrario ha generado más problemas, sobre todo porque casi nadie puede confiar en una policía, de cualquiera de los tres niveles, que muchas veces ha sido denunciada por violaciones a las garantías individuales.

Como han denunciado diversos organismos defensores de derechos humanos, en muchas ocasiones los migrantes tienen que cuidarse de los policías como de los mismos delincuentes. Así de grave es la situación.

La policía sirve muchas veces para reprimir, por lo que cuando se haga efectivo el anuncio, si es que no se ha hecho, se incrementará la criminalización, la persecución y la detención de centroamericanos, y por ende, las denuncias de violaciones a derechos humanos.

Más que militarizar la frontera, las autoridades de México y del vecino país del norte deben de buscar una solución integral para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las naciones del istmo centroamericano para que no tengan que salir a exponer su vida por la violencia o por la falta de trabajo.

El anuncio coincide con el envío de la Guardia Nacional de Estados Unidos a su frontera sur, lo que significa que existe un plan conjunto de ambos gobiernos para tratar de contener a los migrantes.

Ello significa también, que la política migratoria del gobierno de México, o cuando parte una parte, es dictada desde Washington de acuerdo con sus propios intereses en perjuicio de la soberanía nacional. Pero claro, ese es un término que para los tecnócratas que ahora detentan el poder ha quedado obsoleto.

El problema es que por más que haya protestas, el gobierno no dará marcha atrás en su decisión, por lo que en breve llegarán, si es que no han llegado, más policías a la frontera sur. Lo único que queda es vigilar y denunciar todas las violaciones a las garantías individuales que cometan que eventualmente se cometan.

Damnificados

Parece increíble que a siete meses, muchas personas afectadas por el terremoto del 7 de septiembre pasado no hayan recibido el total de los recursos ofrecidos para la reconstrucción de sus casas.

Debido a ese retraso inexplicable, han tenido que realizar protestas para presionar al gobierno, con la finalidad de que les entregue los apoyos ofrecidos pocos días después del sismo.

Una de las preocupaciones de muchas familias afectadas por el sismo es que se acerca la temporada de lluvias y ello complicará no sólo la edificación de los espacios inconclusos sino su propia comodidad, ya que en varios casos viven en galeras provisionales o refugiados con familiares.

Los propios afectados han informado que de 120 mil pesos que les prometieron, les han dado 85 mil y les adeudan 35 mil, pero muchos ya los están dando por perdidos, pues por más que han insistido poco caso les hacen.  Uno de sus temores es que se los entreguen cuando se acerquen las elecciones para tratar de captar votos.

Ante la desesperación de no recibir respuesta oficial decenas de habitantes de Arriaga y Tonalá decidieron bloquear la semana pasada el tramo de la autopista ubicado entre esos dos municipios y luego a “liberar” la caseta de cobro de la carretera de cuota Ocozocoautla-Arriaga.

Como si no bastara con los daños que el terremoto les causó, las familias afectadas tienen que perder su tiempo haciendo manifestaciones de protesta para que el gobierno los escuche y atienda.

Finalmente, después de las protestas, las autoridades recibieron el miércoles, a una comisión, y como siempre, se firmó una minuta en la que las autoridades se comprometieron a atender las demandas.

Habrá que esperar cuánto tiempo pasa para ver si les cumplen y o si nuevamente tienen la necesidad de salir a protestar cerrando carreteras, por ejemplo, para que se escuche su voz, y con ello afectar a personas que tienen que transitar por las vías de comunicación y que ninguna culpa tienen de la negligencia de las autoridades.

Picotazos

Hoy a las 17 horas será presentado el libro “Muy íntimos quadernos”. Apuntes de una monja del siglo XVII, de la escritora Guadalupe Olalde. La obra será comentada por el historiador Octavio Gordillo y Ortiz. De acuerdo con la invitación, Olalde “ha capturado la vida y obra de una monja del siglo XVII con base en escritos históricos, en los que se inspiró para escribir la novela histórica, que se recrea en tres grandes entradas que describen los modos intimísimos de la vida conventual de aquellas épocas”. Fin.