Pepe-Toño: de lujo…

Cazador del silencio

Héctor Darío

1. Héctor Darío tenía diez años. Vivía en Suchiate, ahí donde hay mezclas inconexas (batiburrillo) de sabores, tradiciones, comida, culturas, aromas, colores, lenguaje, ruido…y crimen.

Con Tecún Umán nos divide el puente Rodolfo Robles, éste testigo coautor de lo prohibido. Es como aquella solterona que retrata en sus novelas la excelsa Agatha Christie.

Héctor Darío va en quinto año de primaria. Esa mañana su abuela lo mandó a prestar 30 pesos con la vecina más cercana cuya casa está a unos 600 metros de donde ellos viven. Era para comprar tortillas.

En un derruido fogón de barro al que rodean espíritus del bien, doña Etelvina cocina frijoles a fuego lento. Es la abuela de Héctor Darío. Ese día piensan comer enfrijoladas convencionales. No hay para más…

Cuando Héctor Darío regresaba con los 30 pesos le salieron al paso tres sujetos que llevan afilados machetes. Eran guatemaltecos. Una posesión demoníaca parece invadirlos.

Lo cortaron en tajos para robarle esos 30 pesos. Su muerte fue horrenda, brutal. Héctor Darío tenía diez años. Sí, diez años…

2. Don Brígido contaba 61 años. Tripulaba el taxi número económico 2239 del sitio OCC de Tuxtla Gutiérrez. Hombre bueno, educado, católico. Compraba pan y café para regalarlo a indigentes.

El 2 de abril de 2019, cerca de las once de la noche, dos individuos tatuados le hicieron la parada. Jóvenes ellos. Los subió. La muerte ya lo acechaba porque ella, guadaña en mano, nos acecha a todos. Es un cazador del silencio.

Ted Bundy

Frente a la Unicach, sobre libramiento norte, el monstruo que va en el asiento del copiloto saca un pavoroso cuchillo, enorme, que lo hunde en el cuello de don Brígido con la frialdad de Ted Bundy. Don Brígido muere al instante.

Los dos sujetos huyen rumbo al fraccionamiento Santa Clara. Otros taxistas, amigos y compañeros de don Brígido, los alcanzan, les dan una paliza y los entregan a la policía. Son hondureños.

3. En la colonia Ampliación Terán aquel tipo se mira inofensivo. Flacucho. Para un taxi. Es de madrugada.

Le pide al conductor llevarlo a la terminal de autobuses Aexa, por el mercado Los Ancianos. Llegan. Luego le exige que lo traslade a Arroyo Blanco, un suburbio marginal de Tuxtla. El taxista se niega.

“Bueno, déjame más adelante”, le dice el malandro. De pronto desenvaina un puñal que lleva oculto y le da tres estocadas en el abdomen al taxista quien vive de milagro. Le robó 120 pesos. El criminal es salvadoreño.

Denominador

4. Adrián, Christian, José, Jezabel, Sara y Javier llegan a Juárez, Chiapas, entrada la noche del 29 de septiembre de 2023 tras largo y escarpado recorrido por carretera procedentes de Tuxtla. Se hospedan en el hotel San Benito, de avenida Olimpiada.

Desempacan mochilas, se instalan y dan una ducha. Salen a caminar por las calles del pueblo. Comen elotes. Regresan al hotel cerca de las 23:30 pm. Trabajaban de encuestadores para el partido Morena.

A la una y media de la madrugada del sábado 30, hombres vestidos de negro irrumpen en sus habitaciones y se los llevan. Fue para robarle sus pertenencias.

A Christian y José Luis lamentablemente los asesinaron a tiros. Los criminales son guatemaltecos. Usan rifles de asalto.

¿Cuál es el denominador común de estos hechos que he ejemplificado de tantos otros que han ocurrido? Que los asesinos son centroamericanos y entran a Chiapas como Pedro por su casa.

Yo conozco toda Centroamérica y el trato que dan al chiapaneco-mexicano no es el mejor. Es sólo una minúscula semilla del fascismo, anidan mucho odio, frustración y resentimientos en su corazón hacia nosotros. Esa es su etnología.

Más allá de xenofobia, ya estuvo bueno de ser tolerantes, hospitalarios y benévolos. Entre la generosidad y lo pendejo hay una dicotomía fatal. ¿Por qué el gobierno no lo entiende?

Pepe Toño

Casa de murciélagos, del jabalí y del gavilán golondrino. Tan colorida como el encanto y la sonrisa de su gente que emerge cual arcoíris después de una lluvia caprichosa. Ahí nació él, en Ixtapa.

No es una mera coyuntura que José Antonio Aguilar Castillejos esté entre las cuatro “corcholatas” seleccionadas para buscar la candidatura de Morena al gobierno de Chiapas, en 2024.

“Un esfuerzo total es una victoria completa”, dijo el gran Mahatma Gandhi. Y eso distingue a José Antonio porque el hierro se afila con el hierro. Viene de abajo, ahí donde se templa el acero.

José Antonio es un aspirante de lujo en esa pléyade que escogió Morena la semana pasada. Y no por su cercanía al presidente López Obrador, sino porque es un cuadro talentoso, con gran entendimiento de la ética. Desde la antigua Grecia, los hombres como él nacen para servir.

Político que sabe construir acuerdos, pero, sobre todo, esforzado para que a Chiapas le vaya mejor.

No es un impostor de conciencias, sino de inteligencia probada para adaptarse a los cambios, capaz de controlar sus emociones y encausarlas hacia el bien común. Excelente…