A 71 años del descubrimiento de la Tumba de Pakal

En la cultura popular, la arqueología es —a menudo— mostrada desde grandes y misteriosos descubrimientos en templos y pirámides de la antigüedad. Y aunque existen enormes diferencias entre lo que narran los libros o muestran las pantallas, así como en la aplicación científica de dicha disciplina, hallazgos como el de la tumba de K’inich Janaab’ Pakal, en Palenque, Chiapas, no carecen de episodios que rozan lo maravilloso. Hace 71 años, el 15 de junio de 1952, luego de meses de arduo trabajo en el retiro del escombro que sellaba la entrada al sitio de reposo del antiguo jerarca maya, un equipo de especialistas a cargo del arqueólogo Alberto Ruz L’huillier liberó por fin la losa triangular que antecedía a la cripta y al sarcófago de Pakal “el Grande”. En ese punto, casi 20 metros debajo del acceso del Templo de las Inscripciones de Palenque, zona arqueológica bajo la administración de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los investig