El mote de "El Puma" le sienta a la perfección. Aunque su voz es cálida, tiene la firmeza de un rugido. A sus 77 años corre con la velocidad felina y aún gana medallas. Para sacar a delante a sus hijas con discapacidad, ha "peleado" con garra. Como el puma, no espera que la presa llegue a la "madriguera". Fredy Valencia es atleta y cantante. Ama a Chiapas y a una chiapaneca. El hombre alto, de tez morena, viste una playera verde fosforescente. Sobre su pecho cuelga una medalla de oro con la imagen de la virgen de Guadalupe. Es que la carrera es para "hacer visibles - ante la sociedad y el gobierno- a los discapacitados", dice el organizador. Antes de iniciar con la carrera, Fredy Valencia se da tiempo para platicar un poco de su prolífica vida. Sin soltar la silla de rueda en la que está sentada su hija, Luz del Alba Flores Camacho (30 años), El Puma da la entrevista a este medio. Luz se entretiene comiendo malvaviscos y cuando la golosina acaba, se inquieta y pide que la muevan. Fredy, su padre, sonríe y la
Corre, canta y defiende con garra de Puma
El mote de "El Puma" le sienta a la perfección. Aunque su voz es cálida, tiene la firmeza de un rugido. A sus 77 años corre con la velocidad felina y aún gana medallas. Para sacar a delante a sus hijas con discapacidad, ha "peleado" con garra. Como el puma, no espera que la presa llegue a la "madriguera". Fredy Valencia es atleta y cantante. Ama a Chiapas y a una chiapaneca. El hombre alto, de tez morena, viste una playera verde fosforescente. Sobre su pecho cuelga una medalla de oro con la imagen de la virgen de Guadalupe. Es que la carrera es para "hacer visibles - ante la sociedad y el gobierno- a los discapacitados", dice el organizador. Antes de iniciar con la carrera, Fredy Valencia se da tiempo para platicar un poco de su prolífica vida. Sin soltar la silla de rueda en la que está sentada su hija, Luz del Alba Flores Camacho (30 años), El Puma da la entrevista a este medio. Luz se entretiene comiendo malvaviscos y cuando la golosina acaba, se inquieta y pide que la muevan. Fredy, su padre, sonríe y la