El Flamingo que se resiste a la muerte

Chiapas en general y Tuxtla en particular tienen referentes especiales y sociales que definen su identidad cultural. Uno de ellos, el Restaurante Flamingos en pleno Centro de la capital del estado cerró sus puertas y con él una historia de encuentros entre lo profundamente local, el mundo posible y recuerdos que formaron un anecdotario cotidiano desde 1967. El comedor —con más de 50 años de historia— fue un abrevadero de personajes tan locales como Joaquín Vázquez Aguilar, la mítica familia Álvarez del Toro, Irma Serrano, líderes magisteriales, gobernantes y la ‘alta sociedad’ de finales del siglo pasado, que avanzando por el Pasaje Zardain se hacían de revistas y periódicos de la época, antes de reunirse alrededor de las mesas de madera. Pero también pasarela de figuras que visitaban el entonces lejano pueblo de Tuxtla Gutiérrez: Cepillín, María Felix, Cantinflas, Chespirito, Octavio Paz, José Alfredo Jiménez, fueron llevados hasta el encuentro de desayunos y comidas a la carta, donde destacaban las milanesa