El último rodar de las carretas

En un ejemplar de la revista Hoy de 1952, un artículo del multifacético artista Luis Márquez Romay, director de cine y fotógrafo nos devuelve de golpe a un mundo casi olvidado, el de los orgullosos carreteros, una “casta” que forjó el comercio y la comunicación en el Chiapas de antaño y cuyas tradiciones, a medio camino entre la fe católica y la magia zoque, están a punto de desaparecer. Márquez Romay inicia su relato con una declaración poderosa que define su esencia: “En Chiapas existe una casta, orgullosa, llena de supersticiones y con un gran espíritu de independencia, que se aferra al pasado: la de los carreteros”. Sociedad nómada Esta afirmación es la puerta de entrada a una sociedad nómada y profundamente espiritual que veía en la carreta un medio de transporte, y el eje de su existencia. El fotógrafo documenta con precisión etnográfica el origen de este oficio, señalando que “la carreta fué introducida a este estado en 1892” con la construcción de la carretera de Tapanatepec, Oaxaca, a Comitán, Chia