Entre el embrujo turístico y desplazamiento silencioso

San Cristóbal de Las Casas, fundada en 1528 como Ciudad Real, nació de una paradoja, un valle pantanoso (Hueyzacatlán en náhuatl) que los pueblos originarios evitaban por sus inundaciones y que fue transformado en “refugio ladino”. A partir de 1970 “el inesperado éxodo indígena y el turismo mal planeado” desencadenaron una crisis territorial. Según el antropólogo Jorge Paniagua Mijangos, San Cristóbal siempre ha sido una ciudad de migrantes. Sus barrios históricos, Mexicanos (originarios mexicas), Tlaxcala (tlaxcaltecas migrantes desde la colonia), Cuxtitali (barrio de personas sometidas a exclavitud), surgieron como anillos protectores del centro español, articulando identidad, oficios y territorio. Por siglos, humedales y puentes demarcaron sus límites. Pero en los años 70, se vino una hecatombe territorial generada por un turismo desmedido. Comenzó la invasión de áreas verdes, la especulación inmobiliaria y la ruptura del tejido socioespacial. Hoy, ese pasado resuena en el grito de los 11 barrios antiguos