“Desde pequeño fui un niño muy inquieto, dentro de mi inquietud formé parte del grupo de monaguillos, del equipo de beisbol y colaboré con el párroco de la iglesia de Isla Mujeres, que era misionero de Maryland, Estados Unidos”, comparte Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, quien, podría decirse, ha cumplido parte de sus sueños basado en la fe a la Virgen de la Concepción. Amable en su trato, cuenta que durante los periodos vacacionales acompañaba al misionero a unas 20 comunidades entre la selva de Quintana Roo, a las que se llegaba a través de caminos empolvados porque eran esencialmente de arena, aunque ahora esas vías son carreteras pavimentadas. Se ordenó a los 27 años, “pero por ser un joven inquieto y por ser de Isla Mujeres, no me querían ordenar y me hicieron esperar dos años y medio”, comenta. Tras un par de años más del promedio para poder ordenarse, en 1977 ingresó formalmente a las filas del clero. Y dentro de las misiones había tres sueños: África, La Tarahumara y la zona de
Fabio Martínez, misionero de laVirgen de la Concepción
“Desde pequeño fui un niño muy inquieto, dentro de mi inquietud formé parte del grupo de monaguillos, del equipo de beisbol y colaboré con el párroco de la iglesia de Isla Mujeres, que era misionero de Maryland, Estados Unidos”, comparte Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, quien, podría decirse, ha cumplido parte de sus sueños basado en la fe a la Virgen de la Concepción. Amable en su trato, cuenta que durante los periodos vacacionales acompañaba al misionero a unas 20 comunidades entre la selva de Quintana Roo, a las que se llegaba a través de caminos empolvados porque eran esencialmente de arena, aunque ahora esas vías son carreteras pavimentadas. Se ordenó a los 27 años, “pero por ser un joven inquieto y por ser de Isla Mujeres, no me querían ordenar y me hicieron esperar dos años y medio”, comenta. Tras un par de años más del promedio para poder ordenarse, en 1977 ingresó formalmente a las filas del clero. Y dentro de las misiones había tres sueños: África, La Tarahumara y la zona de