Por muchos años ha sido minúsculo el valor para reparar en hablar sobre el artificio de los encuadernadores. Es como si este legado perteneciera a un oficio secreto, de aquellos que deben mantenerse en el anonimato para evitar a toda costa la clausura del arte en tiempos aciagos. Un acto sin precedente es el que hicieron las culturas arcaicas cuando abrigaron la necesidad de ingeniar prototipos que fungieran como semilleros de palabras, cuna de las letras, de todo cuanto se temía olvidar, pues el libro es la memoria del mundo, o como bien dijera el escritor Jorge Luis Borges en la máxima de que "el libro es la extensión del hombre". Sin embargo, ese primer intento del ser humano por dejar huella en su modo más abstracto, poco a poco se desvanecía, por lo que era necesario perpetuar el arte en otros medios, como los papiros, las tablillas de arcilla y los pergaminos, hasta ingeniar el prototipo trascendente y más duradero llamado papel, tal como se conoce en la actualidad. El papel sigue siendo un fiel portad
Francisco Zúñiga, el sastre de las palabras
Por muchos años ha sido minúsculo el valor para reparar en hablar sobre el artificio de los encuadernadores. Es como si este legado perteneciera a un oficio secreto, de aquellos que deben mantenerse en el anonimato para evitar a toda costa la clausura del arte en tiempos aciagos. Un acto sin precedente es el que hicieron las culturas arcaicas cuando abrigaron la necesidad de ingeniar prototipos que fungieran como semilleros de palabras, cuna de las letras, de todo cuanto se temía olvidar, pues el libro es la memoria del mundo, o como bien dijera el escritor Jorge Luis Borges en la máxima de que "el libro es la extensión del hombre". Sin embargo, ese primer intento del ser humano por dejar huella en su modo más abstracto, poco a poco se desvanecía, por lo que era necesario perpetuar el arte en otros medios, como los papiros, las tablillas de arcilla y los pergaminos, hasta ingeniar el prototipo trascendente y más duradero llamado papel, tal como se conoce en la actualidad. El papel sigue siendo un fiel portad