La catedral de San Marcos renueva sus muros

Brochas y escaleras rodean la catedral de San Marcos, que se deja vestir con nueva pintura como quien se prepara para una fiesta mayor. Sus muros recobran brillo bajo el sol o sombra de las nubes, mientras el centro de la ciudad observa cómo el templo se trasforma sin perder su esencia. Un hombre se encarga de dar pincelazos con su rodillo en la fachada principal del recinto. El repinte no es solo mantenimiento: es símbolo de permanencia. Cada trazo devuelve frescura, recordando que esta catedral no es un edificio cualquiera, sino el corazón que late al ritmo de Tuxtla.