La detección temprana contra el cáncer de mama

El primero de mayo de este año amaneció como cualquier otro día, sin embargo, para Mariela Santillán fue el comienzo de un camino que nunca imaginó recorrer. Al tocarse el pecho, sintió algo extraño: un bulto; pequeño y silencioso, pero con un peso enorme. En ese instante, el miedo le corrió por las venas y la certeza se volvió pregunta. “Corro hacia mi esposo y le comenté que tenía algo anormal en mi pecho”, recuerda. Al día siguiente, acompañada de su prima, cuenta que acudió a la clínica de la mujer más cercana. El diagnóstico inicial fue desconcertante: “tienes dos nódulos, uno en cada mama”. Nunca antes se había tocado un quiste o un nódulo, nada. Esa noticia fue el punto de partida de un proceso que cambiaría su vida. Quiste benigno El ultrasonido confirmó lo temido. “En la mama derecha, solo un quiste benigno; pero en la izquierda, un nódulo sospechoso”. Afirma que la doctora le habló de un Birads 3, esa escala que mide el riesgo y la incertidumbre. A Mariela la citaron unos meses después, pero