Ricardo no se llama Ricardo, es mexicano, cruzó el país y vivió dos años en Estados Unidos como indocumentado salvadoreño, pero una mala jugada del destino hizo que lo regresan a su natal Tuxtla Gutiérrez. "Yo estaba feliz trabajando en Estados Unidos, pero una tía habló con las autoridades de Migración de México y me regresaron en contra de mi voluntad porque era menor de edad", cuenta este hombre que a los 6 años de edad fue abandonado por su padre y a los 10 quedó huérfano de madre. Ricardo -prefiere que se use ese nombre- tenía 15 años de edad -ahora tiene 35- cuando en su barrio ubicado en la capital del estado conoció a un salvadoreño que lo convenció de que se fueran a Estados Unidos. "Acepté porque hacía poco tiempo que había fallecido mi abuelita que nos cuidaba a mí y a mis dos hermanitas", recuerda. "El salvadoreño, que trabajaba como soldador, me dijo que tenía que decir que era de ese país. Nos fuimos haciendo escalas en autobús. Yo compraba los boletos y él me daba el dinero", dice. "Salimos de
La lucha agónica de un chiapaneco
Ricardo no se llama Ricardo, es mexicano, cruzó el país y vivió dos años en Estados Unidos como indocumentado salvadoreño, pero una mala jugada del destino hizo que lo regresan a su natal Tuxtla Gutiérrez. "Yo estaba feliz trabajando en Estados Unidos, pero una tía habló con las autoridades de Migración de México y me regresaron en contra de mi voluntad porque era menor de edad", cuenta este hombre que a los 6 años de edad fue abandonado por su padre y a los 10 quedó huérfano de madre. Ricardo -prefiere que se use ese nombre- tenía 15 años de edad -ahora tiene 35- cuando en su barrio ubicado en la capital del estado conoció a un salvadoreño que lo convenció de que se fueran a Estados Unidos. "Acepté porque hacía poco tiempo que había fallecido mi abuelita que nos cuidaba a mí y a mis dos hermanitas", recuerda. "El salvadoreño, que trabajaba como soldador, me dijo que tenía que decir que era de ese país. Nos fuimos haciendo escalas en autobús. Yo compraba los boletos y él me daba el dinero", dice. "Salimos de