Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna

“Participar en la eucaristía no es solo un ejercicio piadoso de fe, sino el banquete celestial, el pan que nos llevará a vivir para siempre”, afirma monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de San Cristóbal de Las Casas y administrador apostólico de la arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez. El líder religioso dijo que en el evangelio dominical “continuamos escuchando la revelación que Jesús hace de si mismo, y así dice, ‘yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre’ y lo precisa más todavía, ‘el pan que yo les voy a dar, es mi carne para que de ella el mundo tenga vida’”. Mensaje Las palabras de Jesús no se prestan a equívocos, por eso los judíos protestan diciendo: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”, pero Jesús no suaviza el mensaje, sino que lo refuerza de dos maneras, primero en negativo, “sino comen la carne del hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes”; luego en positivo, “el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida etern