(Primera de tres partes) La ciudad de Tuxtla Gutiérrez es una población vulnerable a fenómenos naturales y antrópicos o antropogénicos por estar asentada sobre ríos y arroyos; es decir, sobre las márgenes y sobre los embovedados de ríos y arroyos: En la cuenca del río Sabinal; así como en laderas de cerros. Es una ciudad inundable por falta de drenes pluviales y por estar fundada en un valle que es la cuenca natural del río Sabinal que recibe, además, las aguas de 21 arroyos. Es una ciudad que creció horizontalmente en lugar de hacerlo verticalmente. Por tal motivo, los gobiernos estatal y municipal --a través del tiempo--, han hecho algunos esfuerzos y obras públicas para paliar las posibles amenazas naturales y antropogénicas que ha sufrido la ciudad desde 1921, construyendo puentes, red de agua potable, drenajes sanitarios y embovedados; pero se olvidaron de construir los drenes pluviales. He aquí un resumen cronológico de estos esfuerzos institucionales: En 1870 don Ignacio Cardona, secretario general d
Tuxtla Gutiérrez, vulnerable a fenómenos antrópicos
(Primera de tres partes) La ciudad de Tuxtla Gutiérrez es una población vulnerable a fenómenos naturales y antrópicos o antropogénicos por estar asentada sobre ríos y arroyos; es decir, sobre las márgenes y sobre los embovedados de ríos y arroyos: En la cuenca del río Sabinal; así como en laderas de cerros. Es una ciudad inundable por falta de drenes pluviales y por estar fundada en un valle que es la cuenca natural del río Sabinal que recibe, además, las aguas de 21 arroyos. Es una ciudad que creció horizontalmente en lugar de hacerlo verticalmente. Por tal motivo, los gobiernos estatal y municipal --a través del tiempo--, han hecho algunos esfuerzos y obras públicas para paliar las posibles amenazas naturales y antropogénicas que ha sufrido la ciudad desde 1921, construyendo puentes, red de agua potable, drenajes sanitarios y embovedados; pero se olvidaron de construir los drenes pluviales. He aquí un resumen cronológico de estos esfuerzos institucionales: En 1870 don Ignacio Cardona, secretario general d