La iglesia de Guadalupe concentró un ambiente de fervor y religiosidad. Miles de peregrinos veneraron a "nuestra señora de Guadalupe", la "reina de México", a Guadalupe-Tonanzin. En la noche del 11 de diciembre se llevó a cabo la tradicional serenata con la entonación de las Mañanitas. Las calles de la avenida Central, de la 8ª hasta la 4ª Poniente, resultó inundada por miles de peregrinos que abarrotaron con carros alegóricos y en caravana de motocicletas, colectivos, o caminando en grupos, sobresaliendo las mantas de agradecimientos, estandartes e imágenes. El peregrino transmuta, cambia de piel y de rostro, se enmascara, baila, llora, ríe y se hinca, no está solo, es colectivo; conserva sus trajes y tradiciones, doblegándose a una misma imagen. El peregrino es incansable, renuncia por un día o varios a los placeres, a la comodidad; recorre distancias acorde a sus pecados o peticiones, canta, se alegra y reconoce que estas catarsis valen el instante ante una entrada triunfal a la iglesia de Guadalupe, donde
¡Viva la virgen de Guadalupe!
La iglesia de Guadalupe concentró un ambiente de fervor y religiosidad. Miles de peregrinos veneraron a "nuestra señora de Guadalupe", la "reina de México", a Guadalupe-Tonanzin. En la noche del 11 de diciembre se llevó a cabo la tradicional serenata con la entonación de las Mañanitas. Las calles de la avenida Central, de la 8ª hasta la 4ª Poniente, resultó inundada por miles de peregrinos que abarrotaron con carros alegóricos y en caravana de motocicletas, colectivos, o caminando en grupos, sobresaliendo las mantas de agradecimientos, estandartes e imágenes. El peregrino transmuta, cambia de piel y de rostro, se enmascara, baila, llora, ríe y se hinca, no está solo, es colectivo; conserva sus trajes y tradiciones, doblegándose a una misma imagen. El peregrino es incansable, renuncia por un día o varios a los placeres, a la comodidad; recorre distancias acorde a sus pecados o peticiones, canta, se alegra y reconoce que estas catarsis valen el instante ante una entrada triunfal a la iglesia de Guadalupe, donde