Wilmar de Jesús, de oficio enterrador

Puede ser sencilla o lujosa, con muchos adornos o simple, pero será la última morada de los seres humanos. Las tumbas, criptas o gavetas son los espacios donde los restos humanos reposan en la eternidad, o al menos esa es la creencia que se tiene. Como todo oficio, el de sepulturero/enterrador o el encargado de “abrir la tierra” es un poco peculiar, pero que requiere —eso sí— de valor, de buen estómago y buena resistencia para trabajar a cielo abierto. Maestro albañil Wilmar de Jesús Cifuentes es un maestro albañil contratado para realizar este tipo de trabajo que es poco común. A sus 31 años, recuerda que la primera ocasión que fueron solicitados sus servicios tenía 18 años de edad, y, curiosamente, en lugar de sentir temor fue la curiosidad lo que lo motivó a aceptar la “chamba”. “No sentí miedo, pero sí curiosidad de saber que iba a encontrar los restos en ese lugar o esperar la sensación al tocar los huesos, porque era una tumba que estaba ocupada por los restos de una niña; al paso del tiempo uno se