“¡Viva el baile de Carnaval!” “¡Vivan los tamboreros!” “¡Vivan los danzantes!”, con gritos de júbilo, la comunidad zoque de Copoya inundó las calles durante su desfile anual, donde las plumas de guacamaya y los cristales del Napapok-etzé brillaron bajo el sol. Encuentro El encuentro comenzó a las 8:30 de la mañana en el Parque del Llano del Tigre. Los primeros en llegar fueron los tamboreros y piteros, cuyos sones ancestrales resonaron bajo el techo de las canchas, llamando a la celebración. Poco a poco, se sumaron mujeres de todas las edades: algunas con faldas rojas vibrantes, otras con vestidos florales y unas cuantas ataviadas con gris sobrio. Sus cabezas brillaban con sombreros de charro bordados y diademas de flores rojas, aunque ninguna llamó más la atención que una anciana que, con equilibrio magistral, recorrió la meseta llevando un bote de leche en la cabeza. Antes de las 10, el desfile inició. Hombres y niños se transformaron: colocaron sus monteras, agitaron los chinchines y bajaron las máscaras
Zoques de Copoya celebran su Carnaval
“¡Viva el baile de Carnaval!” “¡Vivan los tamboreros!” “¡Vivan los danzantes!”, con gritos de júbilo, la comunidad zoque de Copoya inundó las calles durante su desfile anual, donde las plumas de guacamaya y los cristales del Napapok-etzé brillaron bajo el sol. Encuentro El encuentro comenzó a las 8:30 de la mañana en el Parque del Llano del Tigre. Los primeros en llegar fueron los tamboreros y piteros, cuyos sones ancestrales resonaron bajo el techo de las canchas, llamando a la celebración. Poco a poco, se sumaron mujeres de todas las edades: algunas con faldas rojas vibrantes, otras con vestidos florales y unas cuantas ataviadas con gris sobrio. Sus cabezas brillaban con sombreros de charro bordados y diademas de flores rojas, aunque ninguna llamó más la atención que una anciana que, con equilibrio magistral, recorrió la meseta llevando un bote de leche en la cabeza. Antes de las 10, el desfile inició. Hombres y niños se transformaron: colocaron sus monteras, agitaron los chinchines y bajaron las máscaras