¿Qué mejor manera para el Cruz Azul de salir de su mala racha? Una goleada (5-2) sobre el América, su acérrimo rival, para levantar el ánimo previo a la pausa en la que entrará el Apertura 2019. Pero la victoria cementera en el estadio Azteca tuvo un cómplice, Roger Martínez. Cuando las Águilas tenían la ventaja (1-2), el delantero fue expulsado al minuto 50, por un codazo sobre Rafael Baca, lo que impulsó la voltereta de la Máquina. Así, los celestes cortaron la sequía de siete partidos sin ganar y Robert Siboldi firmó su primer triunfo como entrenador del Cruz Azul. Tres goles cementeros fueron de cabeza, dentro del área chica americanista, y en ninguno Guillermo Ochoa salió a cortar la jugada. La Máquina empezó con el control del esférico, que lo llevó a marcar el primero, en un tiro de esquina. Julio César Domínguez se levantó y remató a escasos metros de Paco Memo (minuto 15). Los cementeros tuvieron para doblar a las Águilas y lo desaprovecharon. El equipo de Siboldi aflojó y, entre tanta relajación,
Cruz Azul se sacude hegemonía americanista
¿Qué mejor manera para el Cruz Azul de salir de su mala racha? Una goleada (5-2) sobre el América, su acérrimo rival, para levantar el ánimo previo a la pausa en la que entrará el Apertura 2019. Pero la victoria cementera en el estadio Azteca tuvo un cómplice, Roger Martínez. Cuando las Águilas tenían la ventaja (1-2), el delantero fue expulsado al minuto 50, por un codazo sobre Rafael Baca, lo que impulsó la voltereta de la Máquina. Así, los celestes cortaron la sequía de siete partidos sin ganar y Robert Siboldi firmó su primer triunfo como entrenador del Cruz Azul. Tres goles cementeros fueron de cabeza, dentro del área chica americanista, y en ninguno Guillermo Ochoa salió a cortar la jugada. La Máquina empezó con el control del esférico, que lo llevó a marcar el primero, en un tiro de esquina. Julio César Domínguez se levantó y remató a escasos metros de Paco Memo (minuto 15). Los cementeros tuvieron para doblar a las Águilas y lo desaprovecharon. El equipo de Siboldi aflojó y, entre tanta relajación,