Llegó el día, la primera parte de la final del Clausura 2024 se disputó en un pletórico Estadio Ciudad de los Deportes, donde Cruz Azul y América dejaron todo para la vuelta en el Azteca, al empatar por la mínima (1-1). Los miles de aficionados que se dieron cita en el inmueble de la colonia Nochebuena, siempre se mantuvieron al filo del asiento, ya que tanto Cementeros como Águilas estuvieron con constantes llegadas a los arcos de Kevin Mier y Luis Ángel Malagón. El primero del encuentro, y con el que la Máquina tomo momentáneamente la ventaja, llegó de la mano de Uriel Antuna desde los once pasos (9’), penalización provocada por el guardameta de los azulcremas. El empate Los de Coapa no bajaron los brazos a pesar de ir abajo en la pizarra, y en unos minutos igualaron las acciones del partido. Derivado de un saque de banda, Henry Martín aprovechó que la defensa cruzazulina se encontraba distraída para ganar la posición del esférico y mandar el centro hacia Julián Quiñones, a quien le bastó con empujar el ba
Dejan todo para la vuelta
Llegó el día, la primera parte de la final del Clausura 2024 se disputó en un pletórico Estadio Ciudad de los Deportes, donde Cruz Azul y América dejaron todo para la vuelta en el Azteca, al empatar por la mínima (1-1). Los miles de aficionados que se dieron cita en el inmueble de la colonia Nochebuena, siempre se mantuvieron al filo del asiento, ya que tanto Cementeros como Águilas estuvieron con constantes llegadas a los arcos de Kevin Mier y Luis Ángel Malagón. El primero del encuentro, y con el que la Máquina tomo momentáneamente la ventaja, llegó de la mano de Uriel Antuna desde los once pasos (9’), penalización provocada por el guardameta de los azulcremas. El empate Los de Coapa no bajaron los brazos a pesar de ir abajo en la pizarra, y en unos minutos igualaron las acciones del partido. Derivado de un saque de banda, Henry Martín aprovechó que la defensa cruzazulina se encontraba distraída para ganar la posición del esférico y mandar el centro hacia Julián Quiñones, a quien le bastó con empujar el ba