“El Cafecito” no quiere ser la burla

La vida del joven que se transformó en el réferi “El Cafecito”, estaba destinada para fusionarse con la lucha libre de alguna forma. Como gladiador no fue posible, pero la afición por el pancracio lo llevó a emparentarse con el Dr. X, un rudo suegro que le entregó la estafeta. El enmascarado falleció en el 2011 y, desde entonces, “El Cafecito” le hace una función como homenaje cada mes de julio. “En la segunda ocasión no llegó el réferi y los luchadores me pidieron que subiera”, sin conocimientos, pero sacó el trabajo. Poco después lo buscó un promotor y le propuso seguir esa faceta. A su suegro le decían “El Cafecito”, así que eligió el mote en su honor. “Me aventé sin licencia, pero el destino me obligó a regularizarme. En una función en la Merced, el doctor Zavaleta (de la Comisión de Lucha Libre) me vio trabajar y se dio cuenta de que los luchadores me faltaron al respeto. Me pidió que no volviera a permitir esos abusos”. Eso implicaba también ganarse una licencia para poder imponer la ley. Nada ha sido f