Cuba, con su bolero, sus cantantes y compositores; Cuba, con sus escritores y su literatura, con su rica cultura e incluso con ese sueño fallido que fue la Revolución; luego México, con el bolero que entró por Yucatán, que se instaló en el Centro de la Ciudad de México, en bares como El África, El Bucamar, El Náder, El León o El Hijo del Cuervo; con voces que van de la Sonora Matancera a Bienvenido Granda, “El Bigote que Canta” o Celio González, “El Satanás de Cuba”, a Ignacio Villa, “Bola de Nieve”; Celia Cruz, Agustín Lara y Pedro Vargas son parte de la memoria musical y literaria de Gonzalo Celorio. Ese recorrido por los boleristas y los recuerdos de sus numerosísimos viajes a Cuba, en gran medida por razones genealógicas, están en “Nostalgia prematura”, uno de los seis capítulos que integran el nuevo libro de Celorio, Ese montón de espejos rotos, que son sus memorias y que le ha publicado Tusquets Editores. “Este libro que reúne algunas de mis memorias bajo el título de ‘Ese montón de espejos rotos’ es un
Celorio comparte su memoria musical
Cuba, con su bolero, sus cantantes y compositores; Cuba, con sus escritores y su literatura, con su rica cultura e incluso con ese sueño fallido que fue la Revolución; luego México, con el bolero que entró por Yucatán, que se instaló en el Centro de la Ciudad de México, en bares como El África, El Bucamar, El Náder, El León o El Hijo del Cuervo; con voces que van de la Sonora Matancera a Bienvenido Granda, “El Bigote que Canta” o Celio González, “El Satanás de Cuba”, a Ignacio Villa, “Bola de Nieve”; Celia Cruz, Agustín Lara y Pedro Vargas son parte de la memoria musical y literaria de Gonzalo Celorio. Ese recorrido por los boleristas y los recuerdos de sus numerosísimos viajes a Cuba, en gran medida por razones genealógicas, están en “Nostalgia prematura”, uno de los seis capítulos que integran el nuevo libro de Celorio, Ese montón de espejos rotos, que son sus memorias y que le ha publicado Tusquets Editores. “Este libro que reúne algunas de mis memorias bajo el título de ‘Ese montón de espejos rotos’ es un