Crítica recomienda cinta Baby Driver

Pocas cosas tan emocionantes como presenciar el nacimiento de un clásico del cine, y eso es, sin lugar a dudas, Baby, el aprendiz del crimen. No hay que dejarse engañar por la pésima (como ya es costumbre) adaptación del título, porque aunque en la película sobra el crimen, Baby no tiene nada de aprendiz. El personaje interpretado por Ansel Elgort (Divergente) será muy joven, pero es un maestro al volante capaz de realizar las más increíbles proezas como el chofer encargado de que los asaltantes tengan éxito en escapar de los sofisticados atracos que Doc (un espectacular Kevin Spacey) planea meticulosamente. Además de su talento natural como piloto, Baby tiene otra peculiaridad: es un melómano apasionado, propietario de un sinfín de audífonos, lentes obscuros, iPods y grabadoras, quien sincroniza el beat de una canción para cronometrar el ritmo, tanto de cada asalto, como de cada aspecto de su vida. Y es con esto con lo que Baby, el aprendiz del crimen se separa del típico cine de acción para cocerse aparte