Cuenca lleva su acoso a la ficción

Con Descubrí que estaba muerto, que apareció recientemente en México en una nueva edición de Elefanta Editorial, se cierra un ciclo en la obra de J. P. Cuenca, novelista brasileño-argentino, incluido en la selección de escritores brasileños de la revista Granta en 2012. Ese final de un ciclo fue el enfrentarse a su propia muerte de forma simbólica, dice, en entrevista, Cuenca. Una pelea con un vecino que aventó huevos a la ventana del departamento de Cuenca, un hecho ridículo, detonó el argumento: al actuar legalmente, la policía buscó su nombre en la base de datos y descubrió a otra persona muerta, que tenía su mismo nombre (el apellido Cuenca es poco común en Brasil), lo cual lo impactó a nivel psicológico, pero le sirvió como oportunidad para autodemoler su viejo yo. Hubo un otro yo que observó a Cuenca y a su yo ficcional. Esa especie de doble era distinto: otro color de piel, otra clase social. “Es la historia del cruce entre dos personas que nunca se iban a conocer, son vidas que no se cruzan en Brasil”