La temática central de El tiempo que tenemos está totalmente relacionada a, bueno, el tiempo. No solo el tiempo que tenemos a la mano, si no también el tiempo que dejamos atrás, el tiempo que elegimos desperdiciar, pero también por supuesto, el tiempo que decidimos aprovechar. Y cómo no, el tiempo que decidimos pasar con nuestros seres queridos —tiempo que a veces tomamos por sentado—, pero que deberíamos valorar porque es tiempo que nunca regresará. No es una película que intente ocultar o siquiera tocar estos temas de forma sutil, pero no tendría por qué serlo. Después de todo, es un drama romántico en cierto sentido bien a la antigua, emotivo y honesto. El chiste de El tiempo que tenemos, entonces, es que nos muestra todo esto de forma entrelazada, con las tres líneas de tiempo ocurriendo en paralelo, mandando al espectador de momento en momento sin respetar el tiempo en el que sucedieron. Evidentemente el director John Crowley y el guionista Nick Payne deben haber tomado esta decisión justamente por la te
El tiempo que tenemos
La temática central de El tiempo que tenemos está totalmente relacionada a, bueno, el tiempo. No solo el tiempo que tenemos a la mano, si no también el tiempo que dejamos atrás, el tiempo que elegimos desperdiciar, pero también por supuesto, el tiempo que decidimos aprovechar. Y cómo no, el tiempo que decidimos pasar con nuestros seres queridos —tiempo que a veces tomamos por sentado—, pero que deberíamos valorar porque es tiempo que nunca regresará. No es una película que intente ocultar o siquiera tocar estos temas de forma sutil, pero no tendría por qué serlo. Después de todo, es un drama romántico en cierto sentido bien a la antigua, emotivo y honesto. El chiste de El tiempo que tenemos, entonces, es que nos muestra todo esto de forma entrelazada, con las tres líneas de tiempo ocurriendo en paralelo, mandando al espectador de momento en momento sin respetar el tiempo en el que sucedieron. Evidentemente el director John Crowley y el guionista Nick Payne deben haber tomado esta decisión justamente por la te