Uno de los episodios más oscuros de la historia contemporánea mexicana fue casi desconocido en las últimas cinco décadas debido al poder que ha ejercido el Estado para cortar cadenas de comunicación e influir en los procesos penales. Ese episodio fue protagonizado por Carlos Castañeda de la Fuente, quien intentó asesinar al expresidente Gustavo Díaz Ordaz el 5 de febrero de 1970, durante los festejos por el aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917. Castañeda, un hombre de 28 años, oriundo de la colonia San Rafael, compró una pistola Luger por 900 pesos, la guardó en una maleta y se trasladó al Monumento a la Revolución, donde Díaz Ordaz encabezaría el festejo del 5 de febrero. En la esquina de Insurgentes y Valentín Gómez Farías, Castañeda disparó una vez su pistola, a través de la maleta, e impactó en un vehículo, donde pensaba que estaba Díaz Ordaz. Sin embargo, en el auto iba el secretario de Seguridad Pública de ese entonces, el general Marcelino García Barragán, quien salió ileso. Tras e
Estado borra el atentado contra Díaz Ordaz
Uno de los episodios más oscuros de la historia contemporánea mexicana fue casi desconocido en las últimas cinco décadas debido al poder que ha ejercido el Estado para cortar cadenas de comunicación e influir en los procesos penales. Ese episodio fue protagonizado por Carlos Castañeda de la Fuente, quien intentó asesinar al expresidente Gustavo Díaz Ordaz el 5 de febrero de 1970, durante los festejos por el aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917. Castañeda, un hombre de 28 años, oriundo de la colonia San Rafael, compró una pistola Luger por 900 pesos, la guardó en una maleta y se trasladó al Monumento a la Revolución, donde Díaz Ordaz encabezaría el festejo del 5 de febrero. En la esquina de Insurgentes y Valentín Gómez Farías, Castañeda disparó una vez su pistola, a través de la maleta, e impactó en un vehículo, donde pensaba que estaba Díaz Ordaz. Sin embargo, en el auto iba el secretario de Seguridad Pública de ese entonces, el general Marcelino García Barragán, quien salió ileso. Tras e