El ser descendiente de cualquier compositor famoso conlleva responsabilidades de por vida para los hijos. Tal es el caso de Tiburcio Gabilondo, quien ha estado a cargo de la obra de su padre, Francisco Gabilondo Soler, “Cri-Cri”. No obstante, dichas obligaciones también han provocado choque familiar. El compositor tuvo seis hijos en sus tres matrimonios. Tiburcio es uno de los menores y no tuvo una relación buena con el primer hijo de su padre, Jorge Gabilondo Patiño. “Con el hermano mayor sí hay una historia, al principio hubo una buena relación, pero después como que pintaron su raya, pero de mi hermana Adriana para acá siempre hubo una relación muy bonita, muy cordial, con mucho respeto. De esos seis hermanos quedamos tres, quedamos dos mujeres y yo, y los que hemos estado a cargo de la obra somos los cuatro más chicos”, señaló. De los seis hermanos que eran, sobreviven tres, quienes se han mantenido trabajando en la preservación y promoción de la obra de su padre. “Uno como heredero se vuelve tanto un gua
Familia de “Cri-Cri” no limó asperezas
El ser descendiente de cualquier compositor famoso conlleva responsabilidades de por vida para los hijos. Tal es el caso de Tiburcio Gabilondo, quien ha estado a cargo de la obra de su padre, Francisco Gabilondo Soler, “Cri-Cri”. No obstante, dichas obligaciones también han provocado choque familiar. El compositor tuvo seis hijos en sus tres matrimonios. Tiburcio es uno de los menores y no tuvo una relación buena con el primer hijo de su padre, Jorge Gabilondo Patiño. “Con el hermano mayor sí hay una historia, al principio hubo una buena relación, pero después como que pintaron su raya, pero de mi hermana Adriana para acá siempre hubo una relación muy bonita, muy cordial, con mucho respeto. De esos seis hermanos quedamos tres, quedamos dos mujeres y yo, y los que hemos estado a cargo de la obra somos los cuatro más chicos”, señaló. De los seis hermanos que eran, sobreviven tres, quienes se han mantenido trabajando en la preservación y promoción de la obra de su padre. “Uno como heredero se vuelve tanto un gua