Desde temprana hora, el primer cuadrante de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez fue acondicionado para recibir a miles de chiapanecos que se concentrarían para conmemorar el 215º aniversario del inicio de la lucha por la Independencia de México. Poco a poco la explanada del parque central se fue llenando de familias que acudían con algún elemento patrio: banderitas, sombreros, paliacates, cornetas, moños y hasta trajes típicos. La programación empezó desde las 6 de la tarde. Los presentes gozaron la actuación de artistas locales, así como la proyección de la obra de teatro La Reina Roja, un show de drones, juegos pirotécnicos y grupos de marimba que con su talento amenizaron la tarde. Una velada espectacular El momento más esperado fue la aparición de Lucero y Mijares en el escenario. Con la llegada de los cantantes, el público disfrutó una velada romántica que corrió a cargo de la “novia de América” y el “soldado del amor”. Cerca de las 10 de la noche, desde el balcón de la sede de gobierno, Eduardo Ramírez Aguila
Gran noche mexicana en Tuxtla
Desde temprana hora, el primer cuadrante de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez fue acondicionado para recibir a miles de chiapanecos que se concentrarían para conmemorar el 215º aniversario del inicio de la lucha por la Independencia de México. Poco a poco la explanada del parque central se fue llenando de familias que acudían con algún elemento patrio: banderitas, sombreros, paliacates, cornetas, moños y hasta trajes típicos. La programación empezó desde las 6 de la tarde. Los presentes gozaron la actuación de artistas locales, así como la proyección de la obra de teatro La Reina Roja, un show de drones, juegos pirotécnicos y grupos de marimba que con su talento amenizaron la tarde. Una velada espectacular El momento más esperado fue la aparición de Lucero y Mijares en el escenario. Con la llegada de los cantantes, el público disfrutó una velada romántica que corrió a cargo de la “novia de América” y el “soldado del amor”. Cerca de las 10 de la noche, desde el balcón de la sede de gobierno, Eduardo Ramírez Aguila