Henry Lloyd, el protagonista de la nueva novela de Guillermo Arriaga, El hombre (Alfaguara), es “un asesino implacable” y “un manipulador brutal”; pero que se interesa por los demás genuinamente, por lo que la gente lo respeta, lo quiere y le teme. “Nadie sabe de dónde viene Lloyd, ni su esposa ni los investigadores ni sus biógrafos. Nadie tiene idea de quiénes eran sus padres o si tenía hermanos. Es un ser que parece que se construye a sí mismo”, explica Arriaga en entrevista. El narrador y guionista cinematográfico detalla que su personaje central, de quien hablan las seis voces narrativas que cuentan esta historia que se desarrolla a mediados del siglo XIX, es muy hábil para crear lealtades. “Pero es un asesino en la extensión más brutal de la palabra, manda matar niños y mujeres embarazadas”, señala. Este hombre, “que logra forjar a sangre y fuego una inmensa fortuna” es, para el autor, un ejemplo de cómo se edificaron naciones como Estados Unidos: “Varios países fueron particularmente brutales en su con
Guillermo Arriaga retrata la brutalidad
Henry Lloyd, el protagonista de la nueva novela de Guillermo Arriaga, El hombre (Alfaguara), es “un asesino implacable” y “un manipulador brutal”; pero que se interesa por los demás genuinamente, por lo que la gente lo respeta, lo quiere y le teme. “Nadie sabe de dónde viene Lloyd, ni su esposa ni los investigadores ni sus biógrafos. Nadie tiene idea de quiénes eran sus padres o si tenía hermanos. Es un ser que parece que se construye a sí mismo”, explica Arriaga en entrevista. El narrador y guionista cinematográfico detalla que su personaje central, de quien hablan las seis voces narrativas que cuentan esta historia que se desarrolla a mediados del siglo XIX, es muy hábil para crear lealtades. “Pero es un asesino en la extensión más brutal de la palabra, manda matar niños y mujeres embarazadas”, señala. Este hombre, “que logra forjar a sangre y fuego una inmensa fortuna” es, para el autor, un ejemplo de cómo se edificaron naciones como Estados Unidos: “Varios países fueron particularmente brutales en su con