Arqueólogos de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontraron vestigios de un velero que naufragó en Quintana Roo hace más de 200 años, a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Laura Carrillo Márquez, investigadora de la SAS y responsable del Proyecto Banco Chinchorro, explicó, a través de un comunicado, que fue en pasados meses cuando se realizó una primera jornada de inspección a fin de registrar, mediante dos sesiones de buceo, la localización en GPS del derrelicto y hacer una inspección general del mismo. La arqueóloga subacuática dijo que es difícil hablar de las dimensiones del velero, de su cargamento u otros detalles, pues la zona en la que se ubica, al sureste de Banco Chinchorro, es compleja: “Yace directamente en la barrera arrecifal donde la corriente marina es fuerte”. Lo anterior, sumado a que el pecio está a escasos dos o tres metros de la superficie, hace que prácticamente no quede nada del casco de madera, pues el mate
Hallan vestigios de velero de hace 200 años
Arqueólogos de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontraron vestigios de un velero que naufragó en Quintana Roo hace más de 200 años, a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Laura Carrillo Márquez, investigadora de la SAS y responsable del Proyecto Banco Chinchorro, explicó, a través de un comunicado, que fue en pasados meses cuando se realizó una primera jornada de inspección a fin de registrar, mediante dos sesiones de buceo, la localización en GPS del derrelicto y hacer una inspección general del mismo. La arqueóloga subacuática dijo que es difícil hablar de las dimensiones del velero, de su cargamento u otros detalles, pues la zona en la que se ubica, al sureste de Banco Chinchorro, es compleja: “Yace directamente en la barrera arrecifal donde la corriente marina es fuerte”. Lo anterior, sumado a que el pecio está a escasos dos o tres metros de la superficie, hace que prácticamente no quede nada del casco de madera, pues el mate