Javier Solís, una de las voces más privilegiadas de la historia musical en México murió a los 34 años en la cúspide del éxito y los aplausos que ante su sorpresiva partida se convirtieron en lágrimas y lamentos que acompañaron su entierro a la par de los acordes del mariachi que tocaron “Sombras”; ese mismo día se estrenó en las estaciones de radio el tema “Amigo organillero”, para muchos, presagio del trágico final del cantante. Solís ya iba ser dado de alta cuando un paro cardíaco lo sorprendió el 19 de abril de 1966, siete días antes había sido hospitalizado tras desvanecerse en su camerino mientras cumplía con una presentación en el estado de Michoacán. Javier Solís sabía montar caballo a la perfección, antes de dedicarse a la música trabajó en varios oficios como el de carnicero cuando vivió en el barrio de Tacubaya, aunque era un amante de box, desechó ese sueño y aprovechó su talento, el cual floreció el día que por necesidad económica cantó en Garibaldi. Su melodiosa voz popularizó el bolero ranchero
Javier Solís y la canción maldita
Javier Solís, una de las voces más privilegiadas de la historia musical en México murió a los 34 años en la cúspide del éxito y los aplausos que ante su sorpresiva partida se convirtieron en lágrimas y lamentos que acompañaron su entierro a la par de los acordes del mariachi que tocaron “Sombras”; ese mismo día se estrenó en las estaciones de radio el tema “Amigo organillero”, para muchos, presagio del trágico final del cantante. Solís ya iba ser dado de alta cuando un paro cardíaco lo sorprendió el 19 de abril de 1966, siete días antes había sido hospitalizado tras desvanecerse en su camerino mientras cumplía con una presentación en el estado de Michoacán. Javier Solís sabía montar caballo a la perfección, antes de dedicarse a la música trabajó en varios oficios como el de carnicero cuando vivió en el barrio de Tacubaya, aunque era un amante de box, desechó ese sueño y aprovechó su talento, el cual floreció el día que por necesidad económica cantó en Garibaldi. Su melodiosa voz popularizó el bolero ranchero