Enrique Álvarez fue el único hijo de la gran diva del cine mexicano, María Félix. Un hombre que siguió los pasos de su madre en el medio del espectáculo, pero que tuvo que enfrentar difíciles pruebas. Enrique nació del matrimonio entre "La Doña" y Enrique Álvarez Alatorre, quien era un agente vendedor viajero, ingeniero y fabricante de zapatos. Las cosas no marcharon bien y ambos tomaron la decisión de divorciarse. Quique, como lo llamaban sus padres, se quedó al cuidado de María, pero en una visita que hizo el Sr. Álvarez a su hijo, lo raptó y se lo llevó a Guadalajara. Cuando María Félix se casó con Agustín Lara y con el éxito que cosechaba en el cine, se decidió a recuperar a su hijo, pues ya tenía los medios para hacerlo. Con la ayuda de su actual marido, se fue a Guadalajara, raptó a su hijo y regresó con él a México. Al convivir día a día con su hijo, María se dio cuenta que los mimos de su abuela paterna lo hicieron caprichoso e indisciplinado, así que decidió educarlo de una manera distinta, sin impor
La difícil vida de Enrique Álvarez Félix
Enrique Álvarez fue el único hijo de la gran diva del cine mexicano, María Félix. Un hombre que siguió los pasos de su madre en el medio del espectáculo, pero que tuvo que enfrentar difíciles pruebas. Enrique nació del matrimonio entre "La Doña" y Enrique Álvarez Alatorre, quien era un agente vendedor viajero, ingeniero y fabricante de zapatos. Las cosas no marcharon bien y ambos tomaron la decisión de divorciarse. Quique, como lo llamaban sus padres, se quedó al cuidado de María, pero en una visita que hizo el Sr. Álvarez a su hijo, lo raptó y se lo llevó a Guadalajara. Cuando María Félix se casó con Agustín Lara y con el éxito que cosechaba en el cine, se decidió a recuperar a su hijo, pues ya tenía los medios para hacerlo. Con la ayuda de su actual marido, se fue a Guadalajara, raptó a su hijo y regresó con él a México. Al convivir día a día con su hijo, María se dio cuenta que los mimos de su abuela paterna lo hicieron caprichoso e indisciplinado, así que decidió educarlo de una manera distinta, sin impor