La petición de lluvia por los zoques

Desde la mañana, cuando el sol se pone al oriente de la ciudad, por arriba de los cerros para empezar su andar imparable hacia el poniente dando en la piel como un fuego que quema lentamente, se reúnen personas de distintas edades en la colonia Rosario Poniente, para visitar la cueva del Ramillete o Joyonaqué que se encuentra más al fondo de los cerros de ese rumbo. Piteros, tamboreos, danzantes y otras personas acompañaron al maestro Sergio de la Cruz, empezando la caminata que los llevaría al fondo de los cerros pasando por caminos de piedra caliza y suelo erosionado con pocos arboles, la mayoría de estos sin hojas. El trayecto fue de aproximadamente unos 2.5 kilómetros para llegar a un pequeño ojo de agua donde ya se había instalado otro grupos de personas que al igual que los demás los acompañarían al recorrido de la cueva del Ramillete. Antes se hizo una escala en un ojito de agua; ahí sobre una piedra había una cruz, la cual fue adornada con flores, joyonaqués, flor de ensarta y veladoras, por el maestr