Llegan documentales de Roberto Fierro

El gran error de César Roberto Fierro Reyna, aquel sábado de 1979, fue visitar a su hermano que se encontraba preso en una cárcel, en El Paso, Texas. Tan pronto pisó el lugar César fue arrestado, señalado primero por supuestamente traer consigo pastillas de Valium (fármaco modulador de la ansiedad); después, por querer introducir cigarrillos de marihuana y, semanas más tarde, por el asesinato de un taxista, acusación que, como las dos anteriores, no era cierta. César, que andaba en sus veintes de vida en esa época, fue amedrentado con arrestar a su madre si no firmaba su “confesión” y, cuando lo hizo, pasó a engrosar lo que se le conoce como el corredor de la muerte, quedando así en espera de su ejecución, de acuerdo con las leyes locales en aquel momento, que en ese capítulo siguen vigentes. En 1994, después de 15 años, un juez de distrito de Texas reconoció que la confesión del mexicano había sido obtenida muy probablemente por cohesión y por ello era necesario repetir el juicio. Pero nunca se cumplió con l