Los músicos de Bremen

Érase una vez un burro que por ser viejo y tener la espalda rota, era maltratado por su dueño. Cansado de tanta crueldad, decidió huir hacia un pueblo llamado Bremen. Con su rebuzno fino y elegante, de seguro se convertiría en el músico del pueblo. Mientras iba por el camino, el burro se encontró con un perro flaco cubierto de llagas. —Ven conmigo si tienes un buen ladrido —dijo el burro —. Me dirijo a Bremen para hacerme músico. También encontrarás un trabajo. ¡Solo espera y verás! El perro partió feliz con el burro. Un poco más tarde, un gato callejero que ya no podía atrapar ratones se unió a ellos con la esperanza de que sus maullidos lo hicieran músico en Bremen y así ganarse el sustento. Cuando pasaron por un corral, los tres se detuvieron a admirar a un gallo anciano que, con las alas extendidas, cantaba con todas sus fuerzas. —Cantas muy bien —le dijo el burro—. ¿Por qué estás tan feliz? —¿Feliz? —murmuró el gallo con lágrimas en los ojos—. Como soy viejo, mi dueña quiere ponerme en la olla y hacer s