Los pulpos y sus tres corazones

A primera vista, podría parecer una exageración o un mito, pero es una realidad anatómica fascinante: los pulpos tienen un sistema circulatorio único, adaptado a un estilo de vida exigente en ambientes profundos, fríos y poco oxigenados. Dos de sus corazones funcionan de manera coordinada, impulsando la sangre específicamente hacia las branquias, allí, el animal recoge el oxígeno necesario para su supervivencia; el tercer corazón, considerado el principal, bombea la sangre oxigenada hacia el resto del cuerpo, alimentando con energía a sus ocho brazos, su poderoso cerebro y sus órganos internos. Un dato aún más curioso es que este “corazón sistémico” se detiene cuando el pulpo nada. Por eso, aunque son excelentes nadadores, prefieren desplazarse con calma sobre el fondo marino, casi como caminando. Nadar les resulta tan agotador que solo lo hacen para escapar de un depredador o cuando necesitan recorrer distancias más largas rápidamente. Su sistema cardiovascular está diseñado más para la eficiencia que para